El último as de Chirac
1 de junio de 2005The Daily Telegraph, de Londres, critica la reacción del presidente galo, Jacques Chirac, en estos términos: "El domingo el pueblo se pronunció y Jacques Chirac dijo que reaccionaría al mensaje. Ayer nombró primer ministro a Dominique de Villepin. El hecho de que no haya designado una figura nueva, con una postura política independiente, sino a un vasallo, y encima uno que no ha sido elegido, ilustra la debilidad del presidente tras el referéndum constitucional. La nominación es una respuesta tristemente inadecuada a la avalancha que se volcó el domingo sobre la elite política de Francia. Tras la grave derrota del domingo, Chirac debería haber renunciado."
Chirac se aferra al poder
El General Anzeiger, de Bonn, apunta: "El presidente Chirac es un hombre abatido, a merced de acontecimientos cuyos efectos tienen las proporciones de un alud apenas si puede contener. Ciertamente no es ésta la forma en que uno imagina un vigoroso relanzamiento. La nominación de su más estrecho colaborador como nuevo premier apunta, en primera línea, a resguardar su propio poder, para mantenerse durante los dos años que le restan hasta el término regular del que definitivamente será su último mandato. Ciertamente no es lo más apropiado para infundir a los franceses nueva confianza en el trabajo del gobierno. Chirac, quien siempre se ha aferrado al poder, supeditándolo todo a ese fin, se ha mantenido fiel a sí mismo."
Hijo espiritual de Chirac
La Repubblica, de Roma, comenta: "Tras haber despedido con todos los honores a Jean-Pierre Raffarin, quien durante tres años prestó servicios en forma diligente pero no especialmente brillante, Chirac eligió para esta emergencia su colaborador más fiel: Dominique de Villepin, de 51 años, su hijo espiritual, a quien le gustaría ver como sucesor dentro de 22 meses, al término de su mandato, que ya no podrá renovar -no por su edad (Chirac tendrá entonces 75 años) sino más bien debido a la bofetada que recibió el domingo pasado. Dominique de Villepin representa el modelo ideal del líder francés, por una parte fiel a la tradición y, al mismo tiempo, adaptado a la cultura de la imagen y la comunicación."
La ausencia de un "Plan B"
Der Standard, de Viena, comenta sobre la crisis europea desatada por el referéndum francés: "Ahora se pagan las consecuencias de no haber diseñado un 'plan B'. Es increíble que nadie haya pensado en una salida para el caso de que la población no aprobara la Constitución europea en uno o más países. En una democracia es común que un pueblo no vote como se quisiera. En el caso de Francia, las encuestas vaticinaban desde hacía semanas el desenlace. Y también en Holanda se augura desde hace tiempo un voto negativo. Hubo pues tiempo suficiente para pensar en algo. El 'No' francés plantea la pregunta de si la Unión Europea no necesitaría otra política y una nueva forma de organización para recuperar la adhesión del electorado en toda Europa. No basta con ver qué sucederá tras los referendos de Francia y Holanda. Lo que se necesita es una visión para acercar la Unión Europea a la ciudadanía."