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El tiempo necesario

28 de enero de 2003

Mientras en el Consejo de Seguridad prosigue el análisis del informe de Hans Blix y las consecuencias que podrían derivarse para Irak, se multiplican las exhortaciones a brindar más tiempo a los inspectores de armas.

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El presidente de la Liga Árabe, Amre Moussa, junto al ministro de RR.EE. alemán, Joschka Fischer.Imagen: AP

Las interpretaciones sobre el informe presentado el lunes por el jefe de los inspectores de armas de la ONU abarcan todo el abanico de posiciones que hasta ahora se han ido decantando con respecto a la crisis iraquí. Tal es así que, mientras en Washington se subraya la falta de voluntad real de desarme, atribuida por Hans Blix a Saddam Hussein, en Berlín se aplaude la estupenda labor realizada por los expertos que investigan los programas armamentistas de Bagdad. Para el gobierno alemán, ésta es la fórmula más eficaz para lograr el objetivo fundamental: evitar que el régimen iraquí disponga de arsenales de exterminio masivo con los que pueda amenazar a otros países. Y es la salida alternativa a una guerra.

Probabilidades de prórroga

Tanto el canciller alemán, Gerhard Schröder, como su ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, pidieron en consecuencia, al unísono, otorgar más tiempo al equipo de Hans Blix. La lógica está de su parte, considerando que los inspectores no han examinado hasta la fecha más que la mitad de las 700 u 800 instalaciones previstas, según hizo notar el vicepresidente de la bancada socialdemócrata del parlamento alemán.

La demanda tiene de todos modos buenas posibilidades de prosperar, considerando que se han sumado a ella los países de la Unión Europea y que incluso Estados Unidos parece dispuesto a conceder un plazo de gracia, aunque no sea más que para completar el envío de tropas y dar a sus soldados tiempo de adaptarse a las condiciones imperantes en la región.

"Última oportunidad"

Ni Schröder, ni Fischer quisieron indicar un plazo. En opinión del canciller, son los propios inspectores los que están en mejores condiciones de determinar cuánto tiempo necesitan para llevar a término su tarea. En Alemania se baraja la fecha del 14 de febrero para la presentación de otro informe de los especialistas en armamentos, que quizá tampoco tenga carácter definitivo.

No obstante, nada indica que un par de semanas más de trabajo vayan a arrojar resultados sustancialmente diferentes a los ya presentados por Blix. Salvo que Washington se decida a entregar finalmente las pruebas que dice poseer sobre los arsenales iraquíes, en cuyo caso cabría preguntarse por qué no las reveló con anterioridad. Pero lo principal es que existe todavía una "última oportunidad" que vale la pena aprovechar, como lo formuló el ministro de Relaciones Exteriores germano tras reunirse en Berlín con el secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa. El mensaje y la advertencia van dirigidos obviamente a Saddam Hussein, a quien se urge una vez más a cooperar plenamente.

Creciente apoyo

Schröder se siente por lo pronto respaldado por el curso que han tomado los acontecimientos. Asegura que su línea concita cada vez más respaldo y que la crítica opositora por conducir al país al aislamiento internacional de Alemania ha sido refutada por los hechos. En una entrevista concedida a una radioemisora local, volvió a subrayar que considera imprescindible una nueva resolución de la ONU para decidir si se lanza una operación militar contra Bagdad, y que esta opinión es compartida por la "gran mayoría" de los miembros del Consejo de Seguridad.

Con todo, la postura del jefe de gobierno alemán sigue siendo precaria: la posibilidad de guerra no se ha desvanecido en lo absoluto, máxime porque el gobierno de Washington no cesa de demostrar su determinación de llevarla a cabo, con o sin el apoyo internacional mayoritario. Y todo indica que la hora de las decisiones, en el seno del Consejo de Seguridad, encontrará justamente a Alemania ocupando la presidencia.