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El SPD por la calle de la amargura

Emilia Rojas18 de marzo de 2005

Los socialdemócratas alemanes van de un tropezón en otro. El último -la renuncia de la primera ministra de Schleswig-Holstein-, es más que un mero traspié y pone a temblar al gobierno de Berlín.

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El canciller no tiene de qué reír.Imagen: AP

La noticia de que la jefa de un gobierno regional colgó los guantes y desistió de seguir intentando mantenerse en el cargo no tendría, en sí, rango de catástrofe. Pero todo depende del personaje, del momento y de la forma en que ocurran los acontecimientos. En el caso de Schleswig-Holstein todos esos factores confluyeron para depararle al Partido Socialdemócrata alemán (SPD) un estrepitoso desastre.

Drama norteño

Justo en el día en que el canciller Gerhard Schröder se proponía retomar la iniciativa para enfrentar los acuciantes problemas de la economía germana, a la cabeza de los cuales campea el desempleo, y se reunía con la cúpula de la oposición conservadora, desde ese norteño estado federado llegaban las malas nuevas que hoy acaparan los titulares. La primera ministra Heide Simonis, que no sólo destacaba por ser mujer sino por su carisma y habilidad política, fue defenestrada de una manera muy poco elegante, por no decir patética: tras haber hilvanado con esmero una estrechísima mayoría de un voto tras los últimos comicios regionales, se vio traicionada por uno de sus correligionarios en la votación del parlamento local. La consecuencia fue que, pese a cuatro intentos, no se logró romper el empate entre la candidata a la reelección y su retador cristiano demócrata.

Eklat in Kiel
La derrotada Heide Simonis.Imagen: DW

Resultado: todos en Alemania hablan hoy de la tragedia política de Simonis y su renuncia, y no de las nuevas propuestas de Schröder. Lo ocurrido en Schleswig Holstein es, de por sí, desastroso para el SPD, porque probablemente tendrá que compartir el gobierno con la CDU en uno de sus feudos tradicionales. Pero hay más aún: la debacle constituye un pésimo augurio para las elecciones que tendrán lugar en mayo en Renania del Norte Westfalia, otro antiguo baluarte socialdemócrata donde tambalea ahora su mayoría.

Malos augurios

Gerhard Schröder parece haber perdido lo que le quedaba de su buena estrella. Las reformas que emprendió hace ya tiempo le han valido la pérdida de apoyo de buena parte de su electorado, sin que comiencen a notarse todavía sus anunciados efectos benéficos para la economía. De hecho, la cifra de desempleados ha traspasado el temido umbral de los 5 millones y no sirve de consuelo explicar que ello obedece a cambios en la forma de calcular esas estadísticas.

Bildergalerie Gerhard Schröder 5
Tampoco Fischer atraviesa su mejor momento.Imagen: AP

Para colmo de males, también los socios menores de la coalición que gobierna Berlín, Los Verdes, comienzan a resentir la campaña opositora contra su más popular representante -el ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer-, por el escándalo de las visas otorgadas sin suficiente control en el Este de Europa. En los próximos comicios de Renania del Norte-Westfalia, el estado más poblado de Alemania, se verá cuán grave resulta la sangría electoral. Y, más grave aún para Schröder, quedará de manifiesto en qué medida su propio partido socialdemócrata ha perdido sustento en las bases. De producirse allí una debacle como la de Schwleswig-Holstein, la onda expansiva del terremoto podría remecer también los cimientos de la Cancillería, en Berlín.