El reportero - Alemania: escolares sin escuela
Cada mañana, Catarina, de 14 años, se sienta a la mesa para empollar Latín, Matemáticas o Inglés. A su lado el hermano menor Philipp, de 10 años. El también tiene que aprender... y recurre a su hermana como maestra auxiliar. Eso no ayuda a concentrarse. La madre vive sola y no puede ayudar. Es médico y tiene que trabajar Ana lo tiene más fácil. A sus 17 años considera que el confinamiento es la fase más productiva de su vida escolar. Por fin puede concentrarse y trabajar en paz. Leandro, de 14, no lo ve así, se considera desbordado por el gran volumen de tareas. No sabe por donde empezar y por donde continuar. Le faltan la estructura y las instrucciones que le daban en clase antes del confinamiento. Muchas veces apenas consigue levantarse por la mañana, una clara señal de una depresión incipiente.