El poder y solidez de China son mayores que nunca. Y Estados Unidos atraviesa una fase de redefinición después de fracasos en guerras exteriores y fallidas políticas nacionales.Y, a medida que las dos superpotencias acentúan su antagonismo, Europa afronta un dilema histórico: alinearse sin reparos con EE. UU. o intentar priorizar sus intereses cultivando sus relaciones con China. La decisión tendrá enormes consecuencias para la posición futura de Estados Unidos en el mundo... porque no hay líder sin seguidores. El redactor jefe de Internacional en DW, Richard Walker, intercambia opiniones con los expertos mundiales en política estadounidense y en relaciones internacionales, y pregunta directamente y sin rodeos a la canciller alemana Angela Merkel por qué parece tan reticente a aceptar el liderazgo estadounidense.