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El pecado del gobierno alemán

8 de agosto de 2002

El desempleo es el talón de aquiles del canciller Gerhard Schröder de cara a las elecciones generales. La cifra rebasó en julio la marca psicológica de cuatro millones, lo que ha sido como un balde de agua fría.

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Manifestación de desempleados.Imagen: AP

El alto desempleo en Alemania es atribuído a la debilidad económica, a las turbulencias de los mercados financieros, a la pérdida de confianza de los inversionistas en la economía estadounidense.

Según las cifras publicadas por la Oficina Federal del Trabajo, el número de solicitantes de empleo aumentó en julio en 92.600 personas respecto a junio y en 248.200 respecto al mismo mes el año pasado, lo que significa un aumento del 9,5 al 9,7% La cifra recuerda al nivel de desempleados existentes hace cuatro años, cuando el canciller Helmut Kohl perdió las elecciones.

No cumplió su promesa

Que en pleno verano y en medio de la campaña electoral se encuentren más de cuatro millones de personas sin trabajo, significa un desastre para el actual canciller, Gerhard Schröder. Finalmente fue él mismo quien prometió, durante su campaña electoral de 1998, que reduciría durante su gestión la cifra de desempleados al nivel de 3,5 millones; "de otra forma nuestra coalición no merecerá ser reelecta" dijo entonces el político socialdemócrata.

Schröder insiste en que el alto desempleo tiene que ver con la débil situación económica mundial. Hay algo de cierto en ello. ¿Como se crearán nuevos puestos de trabajo si tantas empresas enfrentan una situación difícil? Más bien lo que está a la orden del día son los despidos, y eso es lo que temen los votantes.

Analistas afirman que el ‘pecado’ del gobierno socialdemócrata-verde ha sido el no crear condiciones marco que promuevan la inversión y un mercado laboral más dinámico, posponiendo urgentes reformas. El desastrozo balance en el mercado laboral, coincide con la millonaria caída en la recaudación de impuestos, que ha provocado la quiebra de numerosas ciudades y municipios. La cartera de pedidos de la mediana empresa ha sufrido un retroceso, lo que ha provocado que muchas recurran al despido, o en el peor de los casos, a la insolvencia.

El principal problema de Alemania

Edmund Stoiber, candidato para canciller de la Unión Cristiano demócrata, CDU, y su hermana bávara la Unión Social Cristiana, CSU, se apresura a calificar como un ‘resultado devastador’ de la actual coalición gobernante socialdemócrata-verde. "La política laboral de Gerhard Schröder ha fracasado, esto, junto con el deficiente crecimiento económico existente, es el problema fundamental de nuestro país," dijo.

Stoiber, Primer Ministro bávaro, afirma que Alemania necesita además de una nueva política económica, un mejor clima empresarial, sobre todo orientado a la mediana empresa, ‘columna vertebral’ de la industria germana. "La mediana empresa está profundamente decepcionada del actual gobierno y estos ánimos depresivos se extienden a toda la población. Un cambio en el gobierno se traduciría en un impulso psicológico" sostiene Stoiber.

Esperando un milagro

Hace unas semanas el gobierno alemán creó una comisión independiente, que bajo la batuta de Peter Harz, miembro del consejo directivo del consorcio Volkswagen, deberá esbozar una nueva estrategia para reactivar el mercado laboral y reintegrar a éste el ejército de desempleados. Pero sus resultados serán anunciados en agosto y si produce resultados positivos, no serán perceptibles antes de las elecciones.

Alemania es hoy en día uno de los mayores estados de bienestar social del mundo, pero eso ha significado tanto para Helmut Kohl como para Schröder graves riesgos. Durante sus últimos meses de gobierno, Kohl recordó al arquitecto del milagro económico alemán de la era Adenauer, el economista Ludwig Erhart, quien condujo a Alemania hacia la libre empresa y la desregulación, mientras Francia e Inglaterra nacionalizaban todo y seguían políticas semi-socialistas. Alemania encabezó la recuperación de Europa Occidental aunque había quedado mucho más devastada que los países victoriosos.