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El paraíso perdido

14 de octubre de 2002

Los atentados ocurridos en Bali destruyeron la ilusión de que existe un paraíso seguro en el mundo. No hay islas sagradas, de esta ilusión vivía la industria turística. El sueño se convirtió en pesadilla.

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Un turista abandona el lugar de los atentados.Imagen: AP

Los atentados ocurridos el 13 de octubre en la isla de Bali, que dejaron un saldo de por lo menos 183 muertos y más de 300 heridos, tuvieron como blanco turistas occidentales e hicieron estallar todos los parámetros existentes en Indonesia. Los sucesos dejaron una cicatriz en la historia del país, similar a la que dejó el 11 de septiembre en Nueva York. También dejó una certeza: la amenaza terrorista está latente en todo lugar y puede activarse a cualquier hora, afectándolo todo y a todos.

Mientras que el World Trade Center era el símbolo del capitalismo mundial, Bali era el símbolo del paraíso vacacional sin mácula, a pesar de todas las críticas sobre las consecuencias ecológicas y sociales para la población local, que puede provocar el turismo comercial y de lujo. Ambos símbolos han sido arrasados para siempre.

El ministro indonesio de Defensa, Matori Abdul Djalil, dijo que las explosiones fueron obra de profesionales, y muestran que la red de Al Qaeda está presente en Indonesia. Aunque la policía dijo que tenía nombres de personas vinculadas a las explosiones, no dió detalles.

La policía indonesia está recibiendo ayuda de expertos extranjeros, incluyendo la FBI y las autoridades australianas, que enviaron a 44 expertos en explosivos y médicos forenses para la identificación de cadáveres. El mayor número de víctimas fueron de Australia, pero entre los muertos también hay ciudadanos de Alemania, Gran Bretaña, Suecia y Estados Unidos.

Rumores y conjeturas

Mientras tanto, la ola de rumores y conjeturas crece y es encabezada por la supuesta cercanía de los autores de los atentados a la red terrorista de Al Qaeda. Sin embargo no puede descartarse que las bombas hayan sido encendidas por las luchas intestinas por el poder en Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo.

Durante los años posteriores a la caída del dictador Suharto, en mayo de 1998, hubo numerosos atentados. Entonces los blancos de las bombas fueron las iglesias cristianas, la bolsa de valores en Jakarta y otros edificios públicos. Nunca fueron aclarados los móviles de los atentados.

Tampoco fue eliminada la sospecha de que círculos militares pudieran estar involucrados. Desde entonces no ha habido un solo proceso jurídico que arrojara luz al oscuro ámbito del terrorismo, minimizado hasta ahora por los círculos oficiales. No se ha procesado a un solo sospechoso y persiste la imagen tradicional de Indonesia como fértil terreno para negocios dubiosos, tolerados por un poder corrupto.

Presión internacional

Todos los influyentes del país han tomado posiciones ante las elecciones en el 2004. Quien quiera que se encuentre tras las bombas que detonaron en Bali, han preparado el terreno a los militares indonesios, para que fortalezcan su poder. Los atentados de este tipo contribuyen a fortalecer el llamado de auxilio popular a favor de una mano dura.

Puede ser que la presión internacional ayude a que se descubra a los terroristas de Bali y se les detenga. Los titulares de Justicia y del Interior de la Unión Europea, condenaron el grave atentado y expresaron su disposición a aportar todos los medios necesarios para ayudar en las investigaciones.

Por su parte, el canciller alemán Gerhard Schröder, envió mensajes de condolencia a los gobiernos de Indonesia y Australia y expresó la disposición del gobierno alemán a ayudar y cooperar en las investigaciones para esclarecer la autoría del atentado. El ministerio alemán del Exterior reiteró la recomendación, en consenso con los demás países de la UE, de evitar viajar a Bali.

Las instituciones indonesias están más presionadas que nunca. Los avances del país en el camino hacia la democracia y el fortalecimiento de una sociedad civil, con lo lento que hayan sido estos avances a nivel oficial, han recibido un golpe brutal y efectivo que ha hecho retroceder el proceso.