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El Papa deja Portugal con llamado a la unidad

14 de mayo de 2010

El papa terminó este viernes su visita de cuatro días a Portugal. Hacen falta concordia y unidad para afrontar en conjunto los nuevos desafíos que afronta el catolicismo, dijo el Pontífice en su despedida, en Oporto.

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Benedicto XVI, durante su visita a Fátima.Imagen: AP

El presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, señaló en el aeropuerto Sá Carneiro de Oporto que Benedicto XVI "fortaleció Portugal con su mensaje de esperanza".

En su tercera misa multitudinaria de esta visita, después de las de Lisboa y Fátima, Benedicto había llamado este viernes a los católicos a resistir en la tarea de difundir su fe y de defender la vocación misionera de la Iglesia Católica. Advirtió que renunciar a eso llevaría a "la muerte, en lo que a presencia de la Iglesia en el mundo se refiere".

"La Iglesia está llamada hoy a afrontar los nuevos desafíos", continuó. "Está dispuesta a interactuar con culturas y religiones diversas para construir una convivencia pacífica entre los pueblos junto con cualquier persona de buena voluntad".

El Papa ya había lamentado la víspera un "silenciamiento de la fe" por parte de políticos, intelectuales y medios.

Polémica en torno al aborto

El punto culminante de su primera visita a Portugal fue la misa en Fátima, ante medio millón de personas, todo un récord al que ni siquiera llegó, en ninguna de sus tres visitas al santuario, el popular Papa Juan Pablo II.

Por otra parte, el Papa también causó malestar entre muchos de sus anfitriones cuando arremetió duramente, en Fátima, contra el aborto y el casamiento homosexual.

Uno de los ciudadanos más respetados en Portugal, el médico humanitario Fernando Nobre, reaccionó alegando que la ley sobre el aborto existente desde 2007 en Portugal, que permite la interrupción del embarazo hasta la décima semana, evita que se "encuentren tantos bebés en inodoros o en los peñascos, como en el pasado". La ministra de Salud de Portugal, Ana Jorge, afirmó que respetaba la posición de la Iglesia, aunque aclaró que "no es la nuestra".

Balance positivo

Pero lo quedó, como saldo, fue la alegría de la gente y el renacimiento de la esperanza en un país sacudido por desempleo, crecimiento nulo, endeudamiento sin fin y constante emigración de jóvenes al extranjero.

En Portugal, Benedicto XVI también se hizo acreedor a elogios de los medios internacionales, al poner en la picota, con palabras inusualmente duras, los recientes escándalos de supuestos abusos de menores en el seno de la Iglesia católica, sobre todo en Alemania e Irlanda. Ya en el vuelo a Portugal, antes de pisar tierra lusa, el Papa había hablado de una "verdad aterradora", de un "ataque interno" y de "pecados" dentro de la Iglesia, advirtiendo asimismo que el "perdón no puede reemplazar a la justicia". (dpa)