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Religión

El papa Francisco insta a la fraternidad y la convivencia

Christoph Strack
8 de marzo de 2021

La visita del papa Francisco a Irak fue uno de los eventos políticos más destacados y, a su vez, uno de sus viajes más delicados y complejos, opina Christoph Strack.

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Visita del papa Francisco a Irak.
Visita del papa Francisco a Irak.Imagen: Hadi Mizban/AP Photo/picture alliance

El lugar no podría ser más simbólico: en las ruinas de Mosul, la ciudad que la organización terrorista autodenominada Estado Islámico (EI) hace pocos años declaró capital de su califato, y desde donde anunció su campaña militar contra Roma, el papa Francisco rezó por la paz y la convivencia de todos. Hizo referencia al apoyo mutuo entre cristianos y musulmanes durante la reconstrucción de esa ciudad, a la capacidad de coexistencia que demostraron, a pesar del sufrimiento y de la desesperación: "Juntos decimos no al fundamentalismo, no al sectarismo, no a la corrupción.” 

Christoph Strack, periodista de DW.
Christoph Strack, periodista de DW.Imagen: DW/B. Geilert

Durante este viaje, el papa, que en su juventud decidió convertirse en jesuita para dedicarse a la vida misionaria en el Oriente Próximo, se ha visto más que nunca en el papel de misionario y defensor de la paz incondicional. Pero su llamamiento al perdón exige mucho a las comunidades cristianas, que se han visto diezmadas en los últimos 30 años. No obstante, durante el encuentro interreligioso llevado a cabo en la ciudad de Ur, Francisco no se olvidó del sufrimiento que atraviesan todas las comunidades étnicas y religiosas en tiempos de terrorismo. Resaltó el dolor de los yazidíes, el asesinato de miles de hombres, los secuestros y la esclavización de mujeres y niños. 

Una visión de paz para Irak

En su discurso en la ciudad de Bajdida (Karakosh), uno de los lugares más marcados por el sufrimiento de los cristianos durante la conquista del EI, el papa Francisco no sólo recalcó su "No” al terrorismo y a cualquier instrumentalización de la religión, sino que también incitó a perdonar. "Sé que es muy difícil”, dijo "pero creemos que Dios puede traer paz a este mundo.” El Papa dejó clara su visión del futuro para Irak: perdón, fraternidad, coexistencia pacífica. 

Al igual que sus antecesores, en el mundo árabe, Francisco no es visto sólamente como el líder católico, sino, sobre todo, como una autoridad y una destacada figura religiosa. Ese hecho resalta la importancia de la reunión del papa con el gran ayatolá Al-Sistani. El encuentro de estos dos hombres, uno vestido de blanco, el otro de negro, es una muestra de que un convivir es posible, o debe serlo. Y este ejemplo tuvo efecto: poco después un importante representante chiíta de Nayaf anunció un próximo viaje a Roma de una de sus delegaciones. 

VIsita del papa Francisco a Irak.
El papa incitó a la paz y recordó a las víctimas del terrorismo en las ruinas de la ciudad de Mosul, destruida por la organización terrorista autodenominada Estado Islámico.Imagen: Andrew Medichini/AP/picture alliance

"Dios es misericordioso, y la ofensa más blasfema es profanar su nombre odiando al hermano. Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión”, explicó Francisco unas horas después en Ur, la "cuna de la fé”. "Nosotros, los creyentes no podemos callar cuando el terrorismo abusa de la religión", subrayó. Durante muchas décadas, en Irak, al igual que en otros países de la región, religiones y confesiones convivieron pacíficamente. El papa Francisco espera que eso vuelva a ser así, e insiste en revivir esta tradición.

Recordando el legado de Abraham

En vista de la complejidad y relevancia de este viaje, puede resultar irritante que los líderes políticos en Bagdad solo mostrasen interés por el papa durante su estancia en la capital. 

A pesar de que Francisco resaltó la importancia de los pequeños gestos de convivencia en la vida cotidiana, ningún representante político acompañó las visitas del Padre Santo a Kurdistán, Mosul, Bajdida o Erbil.  

También es importante mencionar la ausencia de representantes judíos en el encuentro interreligioso. A pesar de celebrarse en Ur, donde el legado de Abraham une a musulmanes, cristianos y judíos, en la ceremonia no hubo representación judía, ni por parte de la comunidad iraquí, ni por parte de la delegación papal. Según ciertos rumores, eso también se debió al freno impuesto al respecto por el gobierno iraquí.

No obstante, este viaje ha servido para revivir el recuerdo del país multireligioso que una vez fue Irak, y que, así lo destacó el papa Francisco, debería volver a ser, como resultado del trabajo conjunto de todas las comunidades y los líderes políticos. 

(ie/cp)