El padre del jardín infantil

La falta de amor y el abandono que sufrió en su propia infancia, dejaron una profunda mella en el joven Friedrich Wilhelm August Fröbel. Pero tal vez precisamente la intensidad de esas amargas experiencias, inspiró después en él las ideas más revolucionarias de su tiempo. En el punto culminante de su capacidad creadora, fundó una tradición vital que hoy en día sigue observándose prácticamente en todo el mundo: el jardín infantil.

Este establecimiento que antecede a la educación primaria es ahora una parte fundamental del sistema educativo. Pero entonces enfrentó una oposición decidida: el gobierno prusiano vio con desagrado esta idea que consideraba políticamente peligrosa y prohibió los Kindergärten en 1848.

Amor a la naturaleza y fe cristiana

A todas luces Fröbel tuvo una infancia triste. Su madre murió cuando tenía nueve meses y su padre, un estricto párroco protestante, lo dejó prácticamente a su suerte. Notorio en su niñez era su amor a la naturaleza y su fuerte fe cristiana. Estos dos puntos fueron después cruciales en su pensamiento como pedagogo. Su percepción de "unidad en todas las cosas" es lo que inspiró su búsqueda.

Inicialmente estudió ciencias naturales en la Universidad de Jena. Ahí es donde casualmente descubre su verdadera vocación al conocer la escuela de Pestalozzi. La pedagogía se convirtió en su único interés. Cuando un hermano suyo muere y deja huérfanos tres hijos, Fröbel los adopta y funda una institución educativa para niños y niñas. Fue ahí donde puso en práctica sus ideas: un trato amistoso y de igual a igual entre maestros y alumnos, introduciendo el ‘tu’ en vez del ‘usted’.

La experiencia práctica no le basta, por lo que estudió con Pestalozzi en Yverdon. De su contacto con el gran pedagogo extrajo muchas enseñanzas, a las que agregó su particular visión religiosa y cuatro conceptos fundamentales: la libre expresión del alumno, el estímulo de su creatividad, de su participación social y de su motricidad.

El primer jardín de niños

En 1837 fundó su primera casa de estudios en Bad Blakenburg, en la parte oriental de Alemania. Para sostener la educación en un ambiente lúdico, Fröbel puso especial cuidado en la capacitación de maestros de buen carácter, amistosos y accesibles para los niños.

Fröbel sostiene que el ser humano es esencialmente productivo y creativo, y que para alcanzar una vida plena, uno debe desarrollar ambas fases en armonía con Dios y el mundo. En vez de un aprendizaje basado en la memorización, promueve que los alumnos crezcan en libertad y acumulen sus propias experiencias y se desarrollen como seres pensantes. Promueve el juego como método de enseñanza y afirma que el propósito de la educación es el guiar al ser humano como un ser consciente, pensante y perceptor, de manera tal que reconozca en sus propias decisiones la ley divina.

Paralelamente a las materias tradicionales, el pedagogo alemán introduce en el programa de estudios música y canto, juegos y actividades libres. La idea de Fröbel es desarrollar un plan educativo que sea implementado a nivel nacional, que unifique al pueblo alemán. Este objetivo despierta desconfianza en el gobierno Prusiano que acaba cerrando sus planteles.

Fröbel murió cuatro años después, a la edad de 70 años, profundamente decepcionado por lo que consideraba un fracaso de su proyecto. Pero su idea fue llevada a Estados Unidos por emigrantes alemanes y desde ahí se ha expandido a todo el mundo. Actualmente existen fundaciones y toda clase de instituciones educativas que llevan su nombre y siguen su doctrina.