El nuevo colchón de seguridad israelí
29 de diciembre de 2005
El Corriere della Sera, de Milán, opina: "La operación recuerda un poco al establecimiento de la llamada zona de seguridad en el sur del Líbano, que se mantuvo desde 1978 hasta el año 2000. Sin embargo, esta vez hay una considerable diferencia: en ese entonces, la infantería y los tanques israelíes se adentraron profundamente en el país de los cedros, para crear de facto una nueva frontera al norte de los límites internacionales. En Gaza, en cambio, no hay fuerzas terrestres involucradas. (...) Hoy en día, prácticamente no se alzan críticas de la comunidad internacional contra el actual proceder israelí. En efecto, en este caso resulta difícil no sentir comprensión para con Israel."
La debilidad de Abas
El Handelsblatt, de Düsseldorf, apunta: "Una vez más presenciamos el viejo ritual: el presidente palestino, Mahmud Abas, exhorta en Gaza a las milicias a acabar con los ataques de misiles contra Israel. Y, a vuelta de correo, recibe una negativa. Una vez más, Abas no da señas de poder cumplir su objetivo de desarmar a las milicias. Abas capitula ante sus adversarios internos y deja rienda suelta al terrorismo. Temeroso, elude el conflicto con los extremistas. Cuando hace un año sucedió a Yasser Arafat, se pronunció contra la resistencia armada, indicando que ésta sólo acarrea miserias al pueblo. Pero sus palabras no se han visto corroboradas por hechos. Y tampoco cabe esperarlos. Así, tras la retirada de la franja de Gaza, la situación sigue siendo incómoda para Israel."
La popularidad de Hamás
El periódico holandés De Volkskrant se refiere en su comentario al creciente respaldo que tiene el movimiento radical islámico Hamás entre los palestinos: "Si Hamás recibe tanto apoyo como para que no pueda seguir siendo excluido de la administración palestina, habrá que considerar que ello no ocurre porque aumenta el número de palestinos inclinados al terrorismo musulmán, sino porque los actuales gobernantes exhiben tan pocos logros. Ojalá esto inste a no excomulgar a Hamás a priori sino a juzgarla por sus actos. En las negociaciones de paz en el Medio Oriente casi siempre se sienta a la mesa un demonio, o al menos un ex-demonio".