El invierno amenaza a Pakistán
18 de noviembre de 2005
La portavoz de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas, Elizabeth Byrs, afirmó que los recursos llegan prácticamente con cuentagotas, lo que provoca que la asistencia que brindan las agencias humanitarias en Pakistán sea "muy precaria" y no puedan efectuarse previsiones a largo plazo.
El seísmo, ocurrido el pasado 8 de octubre, devastó sobre todo el norte del país, causó la muerte de más de 80.000 personas y dejó 3,5 millones de damnificados, de los que unos 800.000 han perdido sus hogares y 1,1 millones quedaron desempleados.
Pocos millones, muchos afectados
Hasta hoy, el organismo multilateral ha recaudado 129 millones de dólares y ha recibido promesas de donaciones por otros 34,7 millones, lo que en total equivale sólo al 23% de los 550 millones de dólares solicitados a la comunidad internacional para Pakistán.
Byrs precisó que las agencias de la ONU requieren, como mínimo, 50 millones de dólares mensuales para continuar su trabajo en el país asiático, e indicó que es urgente que la ayuda fluya a las poblaciones afectadas, sobre todo las que viven a más de 2.000 metros de altitud, en las zonas montañosas de Pakistán, que deben ser cuanto antes dotadas de víveres y ropa de abrigo ante la llegada del invierno.
En la primera conferencia de donantes para ayudar a Pakistán organizada por la ONU, que se celebró hace un mes en Ginebra, los compromisos fueron poco concretos, a pesar de que el subsecretario de la ONU para Asuntos Humanitarios, Jan Egeland, pidió fondos, que todavía están lejos de ser cubiertos.
Por su parte, la Organización Internacional de las Migraciones aprovechó la visita hoy viernes de su director general, Brunson McKinley, a Pakistán pedir la participación en una segunda conferencia de donantes que se celebrará en favor de ese país.
Los que bajan de las montañas
De acuerdo con cifras del Ejército paquistaní, un total de 75.000 personas han descendido de los valles altos desde que ocurrió el terremoto. Unos 19.000 se han establecido en los veinte campamentos organizados, mientras que el resto buscó albergue con familiares, alquiló viviendas en otras ciudades o creó campamentos espontáneos.
El Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) prevé que los desplazamientos continúen y para ello está preparando 30 campamentos más para albergar a otras 150.000 víctimas. Se espera que a partir de marzo del próximo año, con la llegada de la primavera, muchos decidan retornar a sus lugares de origen.