El impacto de Faluya

El País, de Madrid, opina: "El ritual bárbaro perpetrado en Faluya con los cadáveres de los cuatro civiles estadounidenses, asesinados a su paso por esta ciudad cercana a Bagdad, no sólo pone a prueba el ilusorio análisis estadounidense sobre lo que está ocurriendo en Irak, sino que puede acarrear cambios significativos en el desarrollo de la ocupación del país árabe y en su mismo desenlace. (...) El impacto de Faluya en los planes de Washington sobre Irak y en la propia campaña presidencial emergerá pronto. Bush ha conseguido hasta ahora, según los sondeos, marcar una clara ventaja respecto a su oponente demócrata Kerry, incluso después del poco complaciente testimonio de Richard Clarke ante la comisión parlamentaria que investiga los acontecimientos del 11 de septiembre. Salvo improbables revelaciones espectaculares, Bush tiene mucho menos que temer del 11-S que de los descuartizamientos del miércoles. Las democracias son sistemas de opinión pública, y el estadounidense, por su falta de pudor mediático, lo es por antonomasia."

Callejón sin salida

El rotativo alemán Saarbrücker Zeitung comenta: "Horror en Irak. Titulares como éste, tras la vejación de los estadounidenses asesinados por una turba en Faluya, son la mejor demostración de los crecientes problemas de seguridad en el país mesopotámico. (...) Ahora, el presidente Bush se encuentra en un callejón sin salida: si retira prematuramente las tropas, bajo la creciente presión de la opinión pública, resultará inevitable la pregunta -políticamente peligrosa- acerca del sentido final que tuvo la muerte de cientos de estadounidenses. Si, por el contrario, la tropas permanecen en el país (...) es probable que tengan que seguir pagando un alto precio en sangre, en vista de la hostilidad de amplios sectores de la población. No sorprende que, ante este dilema, la palabra 'Vietnam' no desaparezca del debate público."

Irak no es Somalia

El periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung, de Fráncfort del Meno, considera que una retirada de Irak sería fatal y apunta: "Hechos como éstos inducen al electorado estadounidense -y no sólo a él- a preguntarse si vale la pena el precio que está costando la política seguida por el actual presidente con respecto a Irak. La determinación de los estadounidenses se está poniendo a prueba porque, naturalmente, estas imágenes traen a la memoria aquel día de octubre de 1993 en que 18 soldados norteamericanos fueron asesinados en Mogadiscio. Con espanto, la nación contempló esa vez por televisión como un cadáver era arrastrado por la calle. El efecto: los estadounidenses se retiraron. Las consecuencias fueron desastrosas. La superpotencia y también la comunidad internacional, representada en la ONU, contemplaron el genocidio de Ruanda sin intervenir. Pero Irak no es Somalia; su importancia estratégica es incomparablemente mayor y, por ende, también la importancia de la intervención. Pero una retirada en este momento tendría consecuencias no menos fatales."

Odio escalofriante

En Francia, el diario La Croix se pregunta: "¿Era necesario mostrar esos cuerpos calcinados y torturados, arrastrados por las calles y finalmente colgados en un puente de Faluya? El tremendo fin de esos cuatro civiles estadounidenses planteó un dilema moral a las estaciones de televisión, que cada una resolvió a su manera. (...) La dimensión del odio que se apoderó de esa muchedumbre resulta más escalofriante aún teniendo en cuenta que se trataba de una masa presente allí por casualidad. Hace casi un año, el 9 de abril del 2003, la coalición derrocó a Saddam Hussein. Doce meses más tarde parece extenderse la violencia contra las tropas de ocupación. (...) Faluya es un callejón de odio sin salida ".