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PolíticaÁfrica

El Grupo Wagner en África: mucho más que mercenarios

24 de abril de 2023

El grupo ruso Wagner, estrechamente vinculado al Kremlin, actúa como brutal proveedor de servicios de seguridad en África, sobre todo, en Sudán. Pero, al parecer, sus actividades van mucho más allá.

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Mercenarios rusos en Malí.
Mercenarios rusos en Mali. (Archivo).Imagen: French Army/AP/picture alliance

Al principio, su presencia suele ser solo un rumor, pero más tarde es un secreto a voces: miles de mercenarios del Grupo Wagner ruso actúan en varios países africanos. En la República Centroafricana, por ejemplo,  según el embajador ruso, 1890 "instructores rusos" apoyan a las tropas gubernamentales en la guerra civil. En Libia, hasta 1.200 mercenarios de Wagner estarían luchando del lado del líder rebelde Jalifa Hafter. En Mali, la junta militar prorrusa y antioccidental también ha traído al país, según los observadores, a cientos de combatientes de Wagner, a los que se acusa de graves violaciones de los derechos humanos en ese país.

Pero la presencia del Grupo Wagner en África va mucho más allá, según los expertos. "Wagner ha evolucionado con el tiempo más allá de los servicios militares privados, hasta convertirse en una red de relaciones y negocios con empresas de varios países africanos", declaró recientemente a DW el analista Julian Rademeyer, de la red de la sociedad civil Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GIATOC, por sus siglas en inglés), al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich. "Operan en esta zona gris entre actividades más o menos ilegales, y cubren bien toda el área".

Sudán: el "país clave" de Rusia en África

Especialmente en Sudán, los mercenarios de Wagner tienen una larga y numerosa presencia. Ya durante el régimen del dictador Omar al Bashir, se concedieron permisos para minas de oro a la empresa rusa M-Invest, presuntamente controlada por el oligarca y jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin. Esto también dio a los guardias de seguridad de Wagner el encargo de proteger las minas de oro de M-Invest en Sudán.

En 2017, Al Bashir y Putin se reunieron en Sochi para iniciar una "nueva fase" de cooperación. Al Bashir prometió allí al presidente ruso que Sudán podría servir a Rusia como "llave para África", y se aseguró a cambio apoyo militar. Un respaldo que, sin embargo, finalmente no pudo evitar su caída, en abril de 2019.

Un cartel que dice en francés "Gracias Wagner", de la plataforma panafricana Yerewolo para celebrar el retiro de tropas de Francia y la permanencia de los mercenarios rusos.
Este cartel en Mali expresa gratitud a los mercenarios de Wagner por su apoyo a la junta militar, tras el retiro de tropas de Francia.Imagen: Florent Vergnes/AFP

Incluso mientras el país se esfuerza por volver al orden constitucional, los mercenarios de Wagner permanecen en Sudán, e incluso han conseguido aumentar su influencia sobre el Ejército sudanés. El gobierno militar quiere mantener el control sobre Sudán a toda costa y, al parecer, recibe el apoyo activo de los mercenarios rusos de Wagner. A cambio, el Kremlin obtiene acceso a una mayor cantidad de lucrativas minas de oro.

Según observadores, la principal preocupación de Rusia es asegurarse el acceso a las valiosas materias primas del país: Además del oro, se trata del manganeso y el silicio. Y Rusia tiene especial interés en los yacimientos de uranio.

Wagner como vehículo de la influencia rusa en África

Rademeyer considera que el Grupo Wagner es, ante todo, un instrumento militar del Kremlin para la creciente influencia económica y militar de Rusia en África. Sudán, dice, es solo uno de los muchos ejemplos.

Con sus colegas, ha publicado recientemente un informe sobre Wagner en África. "En él, afirmamos que el Grupo Wagner es el actor ruso más influyente en África en la actualidad, y que sus actividades y las de sus empresas fantasma ejercen una influencia maligna en el continente".

Rusia quiere extender aún más su presencia en el continente africano. Es probable que el Grupo Wagner sea un vehículo para ello, al igual que las visitas de Estado del ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov. Pero también la cooperación militar y los acuerdos armamentísticos, así como las entregas gratuitas de alimentos y fertilizantes, en algunos casos. Probablemente, gracias a ello Moscú obtuvo 15 abstenciones de África en la última resolución de la ONU sobre la guerra de agresión en Ucrania. Eritrea y Mali estuvieron aún más claramente del lado de Rusia, con un voto negativo.

(gg/cp)