El golfo de Guinea: ¿nuevo centro de la piratería?
24 de diciembre de 2012La presencia militar internacional en el Golfo de Adén parece haber surtido efecto: los ataques piratas se han reducido notablemente en esta región de la costa oriental africana, conocida como el Cuerno de África. Este 2012 se produjeron “solo” 34 casos, frente a unos 163 en 2009.
Todo lo contrario parece estar sucediendo, sin embargo, en el Golfo de Guinea, justo al otro lado del continente, en su costa occidental. Las aguas entre Costa de Marfil, en el norte, y la República Democrática del Congo, en el sur, se han convertido en un nuevo reto para la lucha contra la piratería. Según cálculos del International Maritime Bureau (IMB), con sede en Londres, los ataques piratas en el Golfo de Guinea se incrementaron en un 42 por ciento en 2012. En total, se registraron 51 casos.
Las razones para este deterioro de la seguridad en alta mar están en tierra firme, opinan los expertos: en los países vecinos reinan la inestabilidad política y los conflictos sociales. Sin embargo, la mayoría de sus gobiernos, así como los expertos entrevistados por DW, no simpatizan con la idea de una presencia marítima internacional como la establecida frente a las costas de Somalia.
Rol de la comunidad internacional
Los países del golfo de Guinea extraen diariamente más de tres millones de barriles de crudo de sus suelos. La región cubre cerca del 40 por ciento de la demanda de petróleo de Europa y casi el 30 por ciento de la de Estados Unidos. Así que no es extraño que la comunidad internacional muestre interés en controlar a los piratas y estabilizar el golfo de Guinea.
En el Cuerno de África, la situación se ha controlado estacionando allí buques de guerra, entre ellos nueve de la llamada European Union Naval Force Somalia, en el marco de la Operación “Atalanta”. Sin embargo, “no se puede comparar la situación del Cuerno de África con la del golfo de Guinea”, asegura Pottengal Mukundan, director del IMB. “Somalia es un ‘Estado fallido’, allí la presencia internacional es necesaria. Los del golfo de Guinea son países soberanos, con gobiernos que funcionan”, explica. Mukundan sugiere a la comunidad internacional involucrarse en la asesoría a estructuras de seguridad y motivar a estos países a implementar reformas en este sentido.
Thierry Vircoulon, del International Crisis Group (ICG), coincide con el rechazo a una misión internacional: “Los países del golfo de Guinea deben ser responsables de garantizar la seguridad. Para ello tienen que cooperar regionalmente. Ni el desarrollo de nuevas estructuras, ni la cooperación entre estos países vecinos ocurrirá de la noche a la mañana, pero se está trabajando en ello”, afirma Vircoulon, que trabaja para la oficina africana del ICG en Nairobi, la capital de Kenia.
Otros piratas, otro 'modus operandi'
Los piratas somalíes y los nigerianos emplean técnicas similares en sus ataques, se copian unos a otros. “Se adentran en el mar con botes de pescadores. Luego embarcan a sus hombres armados en botes pequeños y se acercan así a su objetivo. Capturan el barco y lo arrastran, secuestrado, hacia un sitio desconocido”, aclara Mukundan, del IMB.
Las diferencias aparecen después: mientras los somalíes aspiran generalmente al pago del rescate por el barco y su tripulación, los nigerianos parecen más bien interesados en la carga. “En el caso de estos piratas del golfo de Guinea llama la atención, además, su marcado empleo de la violencia. Disparan mucho más rápido, maltratan brutalmente a la tripulación. Eso se debe quizás a que no tienen ningún interés primario en los rehenes”, sugiere Michael Strahl, experto de la revista MarineForum.
Responsabilidad de los gobiernos
El desempleo, los altos costos de la vida y una galopante corrupción atraen a cada vez más gente a las filas piratas. “Se trata también, en parte, de empleados públicos, guardafronteras o soldados, que sacan partido del negocio de la piratería”, señala Strahl. Sobre todo jóvenes sin perspectivas ven en la piratería un atajo. Y es que, si bien Nigeria exporta petróleo desde la década de 1990, esos ingresos no han llegado a la mayor parte de la población. Sobre todo las élites se han enriquecido, mientras cerca del 90 por ciento de los 151 millones de habitantes del país viven por debajo de la línea de pobreza.
Así que la lucha contra la piratería no podrá resolverse sólo cooperando regionalmente y reforzando las capacidades marítimas locales. Los verdaderos problemas tienen que hallar solución en tierra firme, insiste Thierry Vircoulon, del International Crisis Group. No obstante, algunos cambios positivos deben verse pronto en los países del golfo de Guinea. En ello confía, al menos, Pottengal Mukundan, del International Maritime Bureau: “En Nigeria, se ha atrapado a algunas bandas de piratas, que ahora se hallan en prisión preventiva. También el gobierno de Togo ha trabajado activamente para evitar ataques piratas. Son buenas señales”, opina Mukundan.
Como sea, la efectividad de estos ejemplos está por verse. Hace ya una década que los piratas actúan en el golfo de Guinea. Primero fue sólo frente a las costas de Nigeria. Se concentraban en pequeños botes de pescadores o en el transporte local de mercancías. Pero el auge de las exportaciones petroleras ha incrementado la actividad y agrandado las metas de los piratas: ahora persiguen a los grandes buques petroleros.
Autora: Rayna Breuer / RML
Editor: Diego Zúñiga