El espectáculo del incienso de Vietnam que atrae multitudes en Instagram

Quang Phu Cau, cerca de la capital vietnamita Hanói, es conocida en todo el mundo como la "aldea del incienso". Cada mañana, decenas de miles de palitos se acomodan y se secan al sol. Durante tres generaciones, la familia de Dang Thi Hoa ha estado tiñendo varitas de incienso de rojo escarlata o rosado magenta antes del festival de Año Nuevo de Vietnam, conocido como Tet.

Pero hoy en día, Dang Thi Hoa y otras familias que viven y trabajan en Quang Phu Cau también tiñen varitas de incienso en amarillo, azul y verde para atender a los visitantes, a quienes les gusta tomar fotos para Instagram u otras redes sociales.

"Nuestro pueblo se convirtió en un lugar muy popular para los turistas", dijo Hoa, de 45 años, que elabora varitas de incienso desde hace 30 años. Los aldeanos obtienen unos ingresos relativamente buenos gracias a quienes se toman selfies. Por 50.000 dong (unos 1,80 euros), los turistas pueden tomar tantas fotos como quieran. Los palitos de incienso cuestan sólo 50 centavos por un paquete de 20.

El proceso de producción implica cortar ramas de bambú para introducirlas en una máquina talladora, sumergir las finas tiras en cubos de incienso colorido y luego extender las ramas como un ramo de flores para que se sequen al aire. El negocio está en auge, no sólo en los templos tradicionales asiáticos, sino también en los estudios de yoga de todo el mundo.

A medida que se acerca el nuevo año en Vietnam, la producción de varitas de incienso está en pleno apogeo. Tradicionalmente, los devotos las encienden en los templos o en los altares de las casas. Los bastones de colores también son imprescindibles en bodas y otras celebraciones.

Incluso durante la temporada alta, siempre hay alguien disponible para supervisar a los visitantes. "Asigno a una o dos personas para ayudar a los visitantes a encontrar el mejor ángulo para las fotos y para asegurarme de que no estropeen el secado de los palitos", dijo Nguyen Huu Long, propietario del taller.

Frente a un templo, cientos de ramos de palos de colores yacen al sol para secarse, dispuestos en forma de un mapa y una bandera vietnamitas. "Estoy orgullosa de la artesanía tradicional de nuestra familia y también me siento feliz porque nuestro pueblo se ha vuelto más conocido", dijo feliz Dang Thi Hoa. "También estoy ganando más". Y los turistas también parecen apreciar el duro trabajo.