Cangrejos salva vidas
13 de diciembre de 2018En las aguas que bañan la costa este de los EE.UU. y varios países del este asiático, vive una especie capaz de resistir cualquier cambio, que se ha ganado el apodo de "fósil viviente”. Se trata del cangrejo herradura o cangrejo real.
"Ya se arrastraban entre las patas de los dinosaurios y estos poblaron la tierra durante 150 millones de años”, cuenta John Tanacredi, profesor del Molloy College de Nueva York y considerado un experto en cangrejos herradura, una especie asombrosa de la que probablemente mucha gente nunca haya oído hablar.
"La extinción masiva de dinosaurios, tanto terrestres como marinos, que tuvo lugar hace 65 millones de años, hace aún más interesante que este animal haya sobrevivido”.
El cangrejo herradura, en realidad no es un cangrejo, ni tiene forma de herradura. Si bien es un artrópodo, como los cangrejos, está emparentado con arácnidos como la araña. Pertenecen a los quelicerados, un grupo de artrópodos que se caracteriza por carecer de antenas.
Su apariencia por sí sola hace que estos animales sean algo especial. Pueden crecer hasta unos 60 centímetros (unas 23 pulgadas), tienen un caparazón duro en forma de casco y cinco pares de patas. La boca está situada en el centro del cuerpo y en todo el cuerpo se distribuyen varios pares de ojos.
El misterio de la sangre azul
Los trabajos relacionados con el estudio de los diez ojos de la especie obtuvieron el Premio Nobel de Medicina en 1967. No obstante, quizás lo más notable de estas criaturas es que pueden salvar vidas.
Ya en 1956, varios estudios revelaron que su sangre azul clara es rica en amebocitos, células que reaccionan directamente con sustancias tóxicas. Esto significa que la sangre del cangrejo herradura puede utilizarse para la prueba del lisado de amebocitos de Limulus (conocido como LAL, por sus siglas en inglés) La prueba detecta endotoxinas bacterianas, siendo de utilidad en ensayos clínicos farmacéuticos.
Este descubrimiento ha dado lugar a una enorme industria, que cada año captura más de medio millón de ejemplares a lo largo de la costa atlántica.
Los recolectores recogen los animales, que normalmente viven en el fondo del mar, en la costa cuando se arrastran a la orilla para reproducirse. Luego los llevan a los laboratorios, donde son perforados alrededor del corazón para extraer aproximadamente un tercio de su sangre. Luego son liberados de vuelta a la naturaleza.
Debido a que cada medicamento, que actualmente es certificado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (conocida como FDA, en sus siglas en inglés) tiene que ser probado mediante el ensayo LAL, la sangre del cangrejo tiene una gran demanda. En teoría, esto debería implicar una disposición para asegurar la supervivencia de la especie. No solo en los Estados Unidos, sino también en Asia. Pero no es tan sencillo.
Varias amenazas
Aparte del hecho de que todavía se desconoce cuánto daño directo e indirecto sufren los animales durante la extracción de sangre o lo que les ocurre cuando son devueltos al agua, existen otras amenazas. Los pescadores de anguila utilizan el cangrejo herradura como cebo. Sus hábitats se están erosionando y en Asia se están convirtiendo cada vez más en un codiciado manjar.
"En China, estos animales se emplean principalmente para el consumo humano”, afirma Glenn Gauvry, fundador en 1955 del Grupo de Investigación y Desarrollo Ecológico (ERDG, en sus siglas en inglés).
Antes de ser consumidos, sin embargo, se alquilan a la industria farmacéutica para la extracción de TAL (Tachypleus amebocyte lysate), que es igual que el LAL, pero se toma de una especie de cangrejo herradura diferente. Sin embargo, en lugar de ser devueltos al mar, son sacrificados para el mercado de alimentos.
"Si a esto le añadimos la pérdida de hábitat, tanto marino como terrestre, estamos ante un grave problema para las tres especies que hay en Asia”, continúa Gauvry.
En vista de los acontecimientos, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasificó a estos animales como vulnerables en 2016. En resumen, después de haber sobrevivido tanto y haber llegado tan lejos, el cangrejo herradura se enfrenta a su último gran desafío: el ser humano.
Cambio de percepción
El declive de la especie no solo afecta a los cangrejos, sino también a las aves migratorias, como el playero rojizo, que se alimenta de los huevos de estos artrópodos durante su época de reproducción. Esto ocurre durante varias semanas a principios de verano, cuando millones de animales se arrastran a la orilla del mar.
Las aves, y también las personas, acuden en masa para observar este fenómeno natural. Glenn Gauvry ha sido testigo del evento varias veces en su pueblo Little Creek en la Bahía de Delaware, que es considerado como el "epicentro” de la reproducción de la especie.
Mediante el trabajo que realizó su grupo de apoyo, ERDG, para ayudar a la vida silvestre después de varios derrames de petróleo, se dio cuenta de que el cangrejo herradura no estaba en el radar de la conservación.
Al proporcionar información en su página web, revisada por expertos, el grupo ha ayudado a cambiar la percepción del público y a despertar la curiosidad sobre esta inusual criatura de las profundidades.
"Antes, las comunidades costeras despreciaban al cangrejo herradura”, cuenta Gauvry a DW. "Ascendían a desovar en la playa y morían en grandes cantidades, con lo que apestaban y atraían a los insectos”, explica.
También cuenta que no era raro que las comunidades contrataran a gente para "cavar un gran pozo y arrojar todos los cangrejos herradura, ya sea vivos o muertos. No había reglas”, lamenta.
El papel de la tecnología
Las cosas han cambiado desde entonces. En gran parte, gracias a la labor de sensibilización de grupos como el ERDG, que animan a cualquiera que encuentre a uno de estos animales, que no son dañinos para el ser humano, a que simplemente lo volteen si están acostados de espaldas. También han protegido algunos de los sitios de reproducción en la Bahía de Delaware construyendo vallas para asegurar una menor mortalidad durante la temporada de desove.
Pero las presiones sobre la especie persisten. Los esfuerzos para desarrollar sustitutos sintéticos para la prueba TAL en Asia han tropezado con obstáculos legales, y los pescadores de anguilas afirman que no existe una alternativa adecuada al cangrejo como cebo.
Anthony y Kristen Dellinger no están de acuerdo. La pareja trabaja para la compañía de nanotecnología Kepley Biosystems en Carolina del Sur, donde cientos de miles de cangrejos herradura son capturados anualmente para el sangrado.
Ambos están trabajando en la mejora de un cebo sintético ya existente para adaptarlo a la pesca de anguilas. Además, están desarrollando un huevo de cangrejo que también les guste a las aves migratorias. También ven oportunidades en la cría de cangrejos herradura para minimizar las consecuencias del proceso de recolección.
Una cría controlada "permitiría mantener a los animales en buen estado de salud durante mucho tiempo”, aclara Anthony Dellinger. Y añade que la industria también se beneficiaría de ello. "Sería posible cosechar sangre más a menudo, pero en menor cantidad. Hasta ahora se recolectan los animales una vez al año durante el desove. Durante ese período, muchos ejemplares tienen que ser capturados y se les tiene que extraer una cantidad considerable de sangre”, explica.
"Todo lo que hacen estos cangrejos tiene un objetivo: sobrevivir” dice Glenn Gauvry. "Se adaptan a muchas cosas. Pero los humanos provocamos cambios demasiado rápidos. Así que somos y seremos el gran desafío para el cangrejo herradura”, concluye.
(AR/ER)