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El apego al veto

4 de julio de 2003

El ministro de RR.EE. alemán, Joschka Fischer, aboga con vehemencia porque la Unión Europea renuncie al veto en el campo de la política exterior y de seguridad. En cambio, lo defiende en materia de inmigración y asilo.

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Giscard d'Estaing, en la "recta final" de la Convención europea.

Hace apenas dos semanas, en la cumbre de Salónica, se celebró con bombos y platillos la presentación del borrador de una Constitución para la Unión Europea. Ahora, más de un centenar de miembros de la Convención que dirige el ex-presidente francés, Valery Giscard d’Estaing, vuelven a reunirse para afinar un par de "detalles" en absoluto irrelevantes. Se trata de establecer nada menos que las materias en las que habrán tomarse decisiones por mayoría calificada y aquellas en las que continuará vigente el sistema de consensos utilizado hasta la fecha.

Punto clave

Falta, en consecuencia, determinar un aspecto clave para el futuro funcionamiento de la UE, que corre peligro de volverse inoperante cuando sus miembros aumenten a 25 el año entrante. El derecho a veto le permitiría a cualquiera de ellos bloquear determinado proyecto, en contra de la voluntad mayoritaria. Por eso, Alemania se ha convertido en ferviente partidario de establecer el sistema de aprobación por mayoría en diversos campos, como el de la política exterior y de seguridad, y los asuntos tributarios.

Así lo volvió a exponer en la sesión de hoy el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, quien presentó una serie de propuestas de modificación al esbozo de constitución. Muchos aplausos cosecharon las ideas del jefe de la diplomacia berlinesa, pero probablemente le valdrá de poco la iniciativa. Gran Bretaña se opone tajantemente a renunciar al veto en ambos terrenos y, considerando que aún vale el principio de la unanimidad, poco se podrá avanzar sin convencer a Londres.

"Sensibilidad" interna

Por otra parte, aunque Alemania se presente como uno de los promotores de las decisiones por mayoría, tampoco está tan libre de culpas como para lanzar la primera piedra. Berlín se resiste a renunciar a su posibilidad de veto en lo tocante a inmigración y asilo, área que Fischer calificó de "particularmente sensible" en la política interior. De acuerdo con el gobierno germano, sería necesario llegar primero a un acuerdo sobre diversos puntos básicos para poder someter estos temas a la decisión de una mayoría cualificada.

Los miembros de la Convención tendrán tiempo hasta fines de la próxima semana para completar su trabajo, de modo que a partir de octubre los gobiernos de la UE tengan un texto sólido sobre el que decidir. Como ha subrayado ya Giscard, lo principal es que el borrador no ofrezca flancos débiles o puntos inaceptables para algunos, porque el mayor peligro radica en que se introduzcan a posteriori tantas modificaciones que el documento quede desvirtuado.