Las medidas de ajuste presupuestario impuestas por Bruselas a Portugal están ahogando a la población. Pero el descontento ha traspasado las calles y han llegado al ejecutivo portugués. Esta semana el gobierno de coalición de Passo Coelho estuvo al borde de la ruptura. Ahora el primer ministro del país afirma que ha encontrado una fórmula de estabilidad. El mensaje ha tranquilizado a los mercados.