En Estados Unidos, Gobierno y oposición se enfrentan a una dura batalla presupuestaria. Si demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo, el Gobierno de Barack Obama dejará de estar legitimado para gastar dinero. Podría generarse un cierre parcial del Gobierno, lo que también implicaría el cierre de numerosas instituciones y las vacaciones forzadas de miles de funcionarios.