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EE. UU. y un nuevo comienzo para las relaciones con Alemania

Christoph Strack
10 de noviembre de 2020

Las felicitaciones de la canciller Angela Merkel al presidente electo de EE. UU. son diferentes de las de hace cuatro años. Y, al mismo tiempo, dejan claro que algunas cosas cambiarán, opina Christoph Strack.

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Nach der Präsidentenwahl in den USA
Imagen: Michael Kappeler/picture alliance/dpa

Por lo general, los que felicitan suelen traer un pequeño regalo. En sus congratulaciones al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y a su vicepresidenta, Kamala Harris, la canciller Angela Merkel sigue con esta costumbre. Felicita no solo con palabras muy cordiales. Cuando recuerda la larga amistad entre Estados Unidos, Alemania y Europa y evoca la unidad, anuncia que alemanes y europeos sabrían que tendrían que asumir más responsabilidad en esta asociación. Estados Unidos "espera -con razón- que hagamos mayores esfuerzos para garantizar nuestra seguridad y defender nuestras convicciones en el mundo".

Merkel dio su discurso de felicitaciones ante las cámaras el lunes (09.11.2020) en vez del domingo, como se había anunciado inicialmente, lo que tiene un significado más profundo. El 9 de noviembre es un día especial para Alemania. La fecha marca, dice la canciller, lo peor y lo mejor de la historia alemana: los pogromos judíos de 1938 en todo el estado nazi con cientos de muertos, a los que pronto siguieron el asesinato masivo sistemático de los judíos, y, por otra parte, la caída del Muro de Berlín en 1989. Merkel se refirió al importante papel de EE. UU. "para la libertad en el mundo", incluida la misma caída del muro.

Aranceles frente a palabras bonitas

Pero el significado más profundo era realmente político y muy contemporáneo. Horas antes de la aparición de Merkel, la Unión Europea había anunciado masivos aranceles para las importaciones estadounidenses. Bruselas reaccionó con eso a los subsidios ilegales de EE. UU. para el fabricante de aviones Boeing. Los aranceles tienen un volumen de casi cuatro mil millones de dólares anuales, lo que no alegrará a la administración de Estados Unidos. Ni en el presente, ni en el futuro. Será interesante ver cómo reacciona ahora Donald Trump o, si el futuro presidente Biden será más abierto en su política comercial, cuando asuma el 20 de enero de 2021.

Así que Merkel trae regalos en sus felicitaciones. La promesa de "mayores esfuerzos propios" va de la mano de la señal de que los europeos, en vista de las acciones norteamericanas, también piensan en sí mismos y quieren dejarlo claro. Merkel  estará seis semanas más como presidenta del Consejo de la UE y solo diez u once meses más como canciller. Sin embargo, quiere contribuir para la recién floreciente asociación.

La canciller menciona concretamente los desafíos que los estadounidenses y los europeos tendrían que enfrentar juntos: la pandemia del coronavirus, el calentamiento global, el terrorismo y la búsqueda de una economía global abierta con libre comercio. Ante los problemas y crisis globales de la actualidad, ella procura un retorno al multilateralismo y a la colaboración, después de que los europeos y ella personalmente hayan tenido que soportar muchas cosas en los últimos años: desde los constantes llamamientos de Trump para una mayor implicación financiera en la OTAN, la retirada de los soldados estadounidenses de Alemania y hasta la salida del Acuerdo sobre el Cambio Climático de París.

Deutsche Welle Strack Christoph Portrait
Imagen: DW/B. Geilert

Hay una máxima en el pensamiento estratégico y en las declaraciones de la canciller: nunca mira hacia atrás. Esto también encaja con las felicitaciones a Joe Biden y Kamala Harris: el nombre de Trump no se menciona ni una sola vez. Merkel, en su chaqueta azul, no hace referencia alguna a la continua lucha del presidente en ejercicio en contra del resultado de las elecciones, que hasta ahora solo ha sido anunciado por los medios de comunicación, pero que sin embargo es bastante seguro.

El mismo día hace cuatro años

El 9 de noviembre de 2016, el mismo día hace cuatro años, la canciller alemana, que entonces llevaba una chaqueta roja, hizo una declaración en el mismo lugar ante las cámaras sobre el resultado de las elecciones presidenciales de EE. UU.. Justo al principio desaprobó la "confrontación, en parte difícil de soportar" que se había hecho evidente en la campaña electoral de esta "antigua y venerable" democracia. Habló de la responsabilidad política, económica y militar de cada presidente de EE. UU., responsabilidad "que se puede percibir en casi todo el mundo".

Y luego vinieron unos concisos quince segundos, porque se trataba del núcleo de la política: "Democracia, libertad, respeto por el derecho y la dignidad del ser humano, independientemente de su origen, color de piel, religión, género, orientación sexual u opinión política. Sobre la base de estos valores ofrezco una estrecha cooperación al futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump".

(ju/er)