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Día del Trabajo pierde fuerza pero no sentido

Friederieke Schulz / jov / Agencias 1 de mayo de 2007

Cuando la manufactura empleaba a más personas que en servicios, el 1° de mayo era un evento significativo. Aunque en otros países se aproveche aún para reclamar mejor y más trabajo, en Alemania es casi sólo un festivo.

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Policía y manifestante fijan sus miradas durante disturbios en Berlín por celebración del Día del Trabajo.Imagen: picture-alliance/dpa

En Alemania el día del trabajo es más que todo un día festivo. Sólo unos pocos protestan contra el desempleo o las cada vez más difíciles condiciones de trabajo, unos pacíficamente otros con violencia.

Anoche hubo enfrentamientos entre jóvenes y la policía en Berlín que arrestó a 61 personas, según las autoridades. En el barrio berlinés de Friedrichshain, varios jóvenes, en su mayoría alcoholizados, lanzaron piedras, botellas y petardos contra agentes de seguridad. A pesar de estos hechos, se trató de una noche mayormente tranquila, dijo el portavoz de la policía, Bernhard Schodrowski. En los años anteriores se habían registrado graves disturbios.

Menos caos, destrucción y heridos

Desde hace 20 años son frecuentes los disturbios violentos el 1° de mayo en la ahora capital alemana. En 1987, en Berlín Occidental, hubo una verdadera batalla campal durante la noche entre vándalos y la policía. Tras la reunificación alemana, los disturbios se extendieron también a la parte oriental de Berlín, si bien los últimos dos años la situación ha estado mucho más calmada. Para evitar posibles disturbios, hay 5.000 agentes policiales de refuerzo, entre ellos un millar procedentes de otros Estados federados.

Lucha silenciosa

En Colonia, por otra parte, son 100 los trabajadores del consorcio de seguros Allianz los reunidos en el centro de la ciudad. “La madre Allianz rechaza a sus hijos”, denuncia uno de los carteles portados por sindicalistas.

Cuando hace un año los empleados de Allianz recibieron la noticia de que su empresa iba a recortar 7.500 plazas de trabajo, muchos se quedaron como paralizados. Un puesto en el sector de seguros era contar con trabajo para toda la vida.

Empresas ya no respetan a sus empleados

Pocos eran los que veían la necesidad de asociarse a un sindicato y mucho menos salir a las calles a protestar, dice Gabriele Burghard-Berg, del Consejo Laboral de Allianz que durante 30 años estuvo “orgullosa” de que la empresa la tratara con dignidad y honradez. “Eso es cosa del pasado”, exclama la trabajadora coloniense.

Hoy, ella, como todos sus colegas, temen la pérdida de sus empleos. Por eso aceptaron el llamado a protestar lanzado por el Gremio de Sindicatos Alemanes (DGB). Hasta hace un año, sólo el 15% de los empleados de dicho consorcio estaba afiliado a Ver.di, la unión sindical más grande de Alemania. Por estos tiempos, la organización acoge a cada vez más empleados todos los días.

¿Tendencias contradictorias?

Un fenómeno que ya se extiende a otros ramos, dice Wolfgang Uellenberg, líder regional del DGB. “En el momento en que la gente ve en peligro su sueldo y su plaza de trabajo se afilian a un sindicato”, dice Uellenberg. Jóvenes, mujeres, hombres, todos son los afectados.

Hay empero otra tendencia paralela la de las nuevas inscripciones en sindicatos que complica todo juicio fácil de la situación laboral y sindical en Alemania. Desde la década de los 90 las organizaciones sindicales han perdido 5 millones de miembros. Hoy en Alemania sólo un 20% de la población laboral está afiliada a un sindicato.

Pero a pesar del entusiasmo de Uellenberg por la ocupación de los socios de su organización, él no se hace ilusiones: “Los discursos de los 1° de mayo son cada vez más cortos. La mayoría sólo viene a divertirse y a tomar cerveza”. El gremio de sindicatos lo sabe, por eso ahora ofrece espectáculo.

1° de mayo: instrumentalizado por dictadoras

En los tiempos del Kaiser, los trabajadores manifestaban el 1° de mayo por una jornada de 8 horas y el derecho a formar sindicatos. Los nazis, por su parte, lo instrumentalizaron para su abominable propaganda bélica.

Por último, la dictadura socialista de la Alemania del Este, que mitificaba en palabras al trabajador, hizo del Día del Trabajo, un día en el que obligaba a los trabajadores a participar en una grotesca demostración de poder militar.