Disfrutar gratis de "El ocaso de los dioses"

Las nornas, las tejedoras del destino en la mitología nórdica, dedican su tiempo a entrelazar de forma indisoluble el pasado, el presente y el futuro de las personas. Bajo un enorme fresno que simboliza el mundo, tejen con hilo de oro el tapiz que configura la vida. El turbador canto de las tres nornas sirve de comienzo a la ópera El ocaso de los dioses, la cuarta y última de la Tetralogía de Richard Wagner, que este fin de semana podrán disfrutar desde Múnich los melómanos de todo el mundo.

El futuro de la ópera se teje también en estos momentos. Renovarse o morir. Las manos que se ocupan de configurarlo apuntan hacia una dirección: hacer llegar el género al mayor número posible de personas. La ópera debe salir de los teatros para que la gente de la calle la conozca y la disfrute. Al menos ese es el objetivo de numerosas instituciones que, gracias los medios audiovisuales, difunden sus producciones en pantallas al aire libre e incluso por Internet.

Ópera para todos

La Ópera Estatal de Baviera es una de ellas. El domingo 15 de julio a las 17.00 horas (CEST) todo aquel que tome sitio en la Plaza Max-Joseph-Platz, de Múnich, podrá disfrutar en pantalla gigante de El ocaso de los dioses, de Wagner, su producción más reciente.

A esos afortunados podrán unirse desde cualquier rincón del mundo quienes tengan conexión a Internet, con la ventaja de disponer de subtítulos en inglés. Todo ello de forma gratuita, dentro del proyecto “Ópera para todos”, que lleva a cabo la institución alemana. Se trata de la sexta vez que una producción de la Ópera Estatal de Baviera se transmite íntegramente en directo.

Sigfrido y Brunilda en tiempos de crisis

La crisis del euro sirve de contexto perfecto al director de escena Andreas Kriegenburg para situar a los personajes del drama wagneriano. Los personajes se ven envueltos en un mundo de sexo, poder y dinero e incluso el amor puro que se profesan los protagonistas, Sigfrido y Brunilda, queda a merced de esta vorágine.

En ese sentido, Stephen Gould, el tenor norteamericano que encarna a Sigfrido, habla de la fragilidad de la personalidad de héroe. “No tiene experiencia alguna y es extremadamente ingenuo sobre cómo funciona el mundo y una sociedad en total decadencia”, señala Gould. Por su parte, el director musical, Kent Nagano, piensa que el final de El ocaso de los dioses constituye uno de los momentos más poéticos y a la vez más ambiguos de la Tetralogía wagneriana: llega el final de una era, pero la música deja atisbar un rayo de esperanza por el principio de otra mejor. “Al final, la música habla más sobre la historia que el propio libreto”, dice Nagano. “El público queda con la sensación de que el fin de la historia aún no ha llegado. Eso es muy interesante. A pesar del sentimiento de decadencia y corrupción, el oyente siente que hay algo que está aún por llegar”, concluye el director.

Quizá también al género operístico le aguarda una larga historia con este tipo de iniciativas de acercamiento a grandes públicos, sin necesidad de arder antes en la pira de Brunilda.

Autora: María Santacecilia
Editor: José Ospina-Valencia