¿Dinero contra fútbol?
26 de septiembre de 2011Mientras el club alemán se caracteriza por la precaución con la que maneja sus asuntos financieros, evitando adquirir deudas exorbitantes, fichando jugadores por sumas que no exageren los precios normales del mercado, y cuidando de mantener su fluidez de caja, los ingleses arriesgan al máximo en sus balances financieros y trabajar a perdida no les detiene.
El poder del jeque
Desde el 2008 el Manchester City, un club fundado en 1880, es propiedad del “Abu Dhabi United Group” y su presidente es el poderoso jeque Mansour Bin Zayed, perteneciente a la familia gobernante en los Emiratos Árabes Unidos. El jeque ha invertido desde entonces más de 1000 millones de euro en el equipo inglés, eso sí, sin presentar desde entonces ni una sola vez un balance fiscal positivo: en el 2009 perdió 118 millones; en el 2010 140 millones; en este 2011 68 millones.
El Bayern, entretanto, no cesa de entregar –año tras año- cifras positivas en sus libros: en el 2007 los ingresos superaron los 225 millones de euro; en el 2008 ascendieron a 268 millones; en el 2009 se superó incluso la marca de los 300 millones, una cifra récord. Pero no es sólo que los números hablen a su favor, es que lo hacen ya desde hace 17 años en los que el crecimiento económico del club de Múnich es constante.
Es claro que sin la inyección de recursos del jeque Bin Zayed, el Manchester City no estaría hoy donde se encuentra: entre las grandes potencias del fútbol europeo. Algo que los bávaros se ganaron como resultado del trabajo de largos años.
La desconfianza del Bayern
No es coincidencia que en Múnich se observe con recelo el ascenso del Manchester City, y que las opiniones críticas de las directivas del club alrededor de las finanzas de los ingleses sean continuas.
“Las costosas transferencias del Manchester City generan una reacción en cadena que tarde o temprano se siente también en Alemania. Todo es más costoso por su culpa: los derechos deportivos de los jugadores, los salarios, las comisiones. Al final el resultado es que –como estableció un estudio de la UEFA- el 60 por ciento de los clubes europeos registran perdidas”, declaró recientemente Karl-Heinz Rummenigge a la emisora Deutschlandradio.
El directivo del Bayern también deja entrever que, para el club alemán, la forma en la que actúa el Manchester City atenta contra el principio de una competencia equilibrada y en igualdad de condiciones y dice: “ya veremos que tan difícil les resultará obtener la licencia para jugar en la Champions League, o la Liga de Europa, cuando empiece a regir el Fair Play Financiero previsto por la UEFA”.
Rummenigge se refiere a la disposición del organismo rector del fútbol en Europa que limita las deudas de los clubes, hasta el 2014, a 45 millones de euro por temporada; después, hasta el 2017, el tope será de 30 millones. El Manchester City, actualmente, no sólo desborda esos limites, sino que lo hace por casi el triple de lo contemplado por la UEFA. Además, el club inglés es –según un estudio de la consultora Deloitte- el que más ha contribuido a que los salarios de los jugadores se encuentren por las nubes: mientras en la Premiere League los sueldos aumentaron en un 68 por ciento en una temporada, el Manchester City los elevó en un 106 por ciento.
El costo de las estrellas
Cuando se compara las plantillas de los rivales de este martes en la Champions League, salta a la vista que la de los ingleses (433 millones de euro) cuesta casi 100 millones más que la de los alemanes (335 millones); y que mientras el Bayern este verano se reforzó invirtiendo en total 44 millones de euro (fichando, entre otros, al arquero Manuel Neuer, al defensor central Jerome Boateng, y al lateral derecho Rafinha), el Manchester City pagó casi esa misma suma por un solo jugador, el argentino Sergio Agüero; y que este año invirtió en total 93 millones en nuevos futbolistas, el 2010 180 millones y el 2009 150 millones.
La UEFA, obviamente, ya ha puesto un ojo vigilante a las finanzas del Manchester City, entre otras vetando que el estadio del equipo sea rebautizado con el nombre de su nuevo patrocinador Etihad (una firma del hermano medio del presidente del club, Saif Al Nayhan), pues considera que las cuentas “no cuadran”. Los 400 millones de euro que Etihad paga por el nombre del estadio, y la publicidad en la camiseta del Manchester City, generan dudas en la UEFA. Ellas son comprensibles si se observa que el Bayern, por ejemplo, recauda por ese concepto cada temporada un máximo de 30 millones de euro.
Como se ve, el duelo del martes en la Allianz Arena de Múnich enfrenta a algo más que a dos equipos de fútbol; es también el choque de dos modelos de negocios.
Autor: Daniel Martínez
Editora: Emilia Rojas