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Una gran cantidad de sensores, colgados de los árboles en intervalos regulares, se conectan por radio con una central. Los sensores reaccionan ante el hidrógeno gaseoso que se produce cuando la maleza comienza despedir humo. Simultáneamente se transmiten las coordenadas geográficas del foco del incendio. La efectividad del sistema se pondrá a prueba en este verano, época de peligro de incendios en los bosques de coníferas al norte de Alemania.