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¿Deben ser más caras las bebidas azucaradas?

Thomas Latschan
26 de junio de 2024

En Alemania se vuelve a debatir la introducción de un impuesto sobre las bebidas azucaradas y energéticas. Otros países también lo han probado. Un ejemplo a seguir es el Reino Unido.

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Estantería con latas de refrescos.
Refrescos en la mira.Imagen: Robert Kneschke/Zoonar/picture alliance

La obesidad y la diabetes están aumentando en todo el mundo. Solo en Alemania, alrededor de la mitad de los adultos tienen algunos kilos de más. Casi uno de cada cinco tiene incluso obesidad. Más del siete por ciento de la población total sufre de diabetes, y la tendencia va en aumento. Un consumo excesivo de azúcar no solo es perjudicial para la salud, sino que también es caro para la sociedad, ya sea porque aumentan los gastos de las aseguradoras de salud o porque se pierden días laborales por enfermedad.

El debate se centra principalmente en los refrescos azucarados. El consumo de gaseosas, bebidas energéticas y similares se considera una de las principales causas del aumento del sobrepeso en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde hace tiempo gravar estas bebidas por separado. El ministro alemán de Agricultura y Alimentación , Cem Özdemir, del partido de los Verdes, respalda esta medida. Ahora recibe el apoyo de nueve de los 16 estados federados alemanes. Ellos piden al gobierno federal que considere la introducción de dicho impuesto.

¿Qué se busca con un impuesto al azúcar?

El pasado noviembre, la Universidad Técnica de Múnich demostró en un estudio cuán efectivo sería un impuesto especial sobre las bebidas azucaradas en Alemania: en los próximos 20 años, según los científicos, se podrían prevenir hasta 240.000 casos de diabetes tipo 2. Entre 17.000 y 30.000 muertes podrían evitarse o al menos retrasarse significativamente. En el mismo período, se podrían ahorrar hasta 16 mil millones de euros en total, de los cuales cuatro mil millones corresponderían al sistema de salud, por ejemplo, al evitar enfermedades asociadas al sobrepeso. El número de días de baja por enfermedad y de jubilaciones anticipadas debido a enfermedades disminuiría considerablemente, así como la cantidad de muertes en edad laboral. De esta manera, la economía en general también se beneficiaría de dicho impuesto.

Un estudio reciente de la Universidad de Washington, en Seattle, con unos 6.000 participantes reveló que un impuesto sobre las bebidas azucaradas reduce especialmente el índice de masa corporal de niños y adolescentes. Los investigadores de la Universidad Técnica de Múnich también señalan que el consumo de bebidas azucaradas es mayor durante la adolescencia, por lo que los efectos sobre la salud de dicho impuesto serían aún mayores en este grupo de edad que en el promedio.

Experiencias de otros países

Más de 50 países en todo el mundo han introducido un impuesto sobre los refrescos, incluidos Reino Unido, Francia, España y Polonia, así como India, Sudáfrica, Chile o Arabia Saudita.

Personas obesas andando en bicicleta.
No solo en el el Reino Unido aumenta el problema de la obesidad.Imagen: Lindsey Parnaby/AFP

Algunos ejemplos:

Noruega tiene una larga experiencia con impuestos sobre los productos azucarados. En 1922 ya­­­­ había un impuesto al azúcar. Este se aplica tanto al azúcar como a los edulcorantes artificiales. En 2018, el gobierno de Oslo aumentó el impuesto nuevamente de manera drástica, en aproximadamente un 80 por ciento. Como resultado, las ventas de refrescos en Noruega disminuyeron.

México ha gravado las bebidas azucaradasdesde 2014 con un impuesto de alrededor del diez por ciento. La compra de refrescos cayó notablemente y el modelo fue considerado un éxito durante años. Sin embargo, muchos consumidores se pasaron a zumos de frutas y productos lácteos azucarados, que no están sujetos al impuesto sobre el azúcar, lo que en parte anuló los beneficios de salud de dicha medida.

La India también impone un impuesto sobre el azúcar. En el subcontinente, las bebidas con azúcar añadido están en la categoría de impuestos más alta, como los coches de lujo y los productos de tabaco. Como resultado, estas bebidas se han encarecido, lo que ha reducido su consumo. Sin embargo, no se ha creado un incentivo para que los fabricantes reduzcan la cantidad de azúcar en las bebidas, sino que se siguen vendiendo.

¿Es mejor un impuesto gradual al azúcar?

Un ejemplo a seguir podría ser Gran Bretaña. En 2018, el gobierno de Londres introdujo un impuesto escalonado al azúcar. Desde entonces, a partir de cinco gramos de azúcar por 100 mililitros, se pagan 18 peniques por litro y a partir de ocho gramos hasta 24 peniques. Esto no solo ha reducido notablemente el consumo. También ha conseguido crear un incentivo para que los fabricantes reduzcan el contenido de azúcar en sus bebidas para ahorrar impuestos. Muchos productores ya lo han hecho debido a la nueva legislación.

En Alemania, hasta ahora solo ha habido un compromiso voluntario por parte de los fabricantes para reducir el azúcar en sus bebidas, que no sirvió de mucho. En promedio, el contenido de azúcar en refrescos y bebidas energéticas solo ha disminuido en un dos por ciento. Los países con impuestos escalonados al azúcar tienen tasas de éxito mucho mejores. En el Reino Unido, por ejemplo, el contenido de azúcar en refrescos y coca-colas disminuyó en promedio un 29 por ciento en los primeros tres años.

Y también el estudio de la Universidad Técnica de Múnich lo demuestra: si los fabricantes son gravados según la cantidad de azúcar, los efectos son mayores.

(ct/ers)