De visita con Big Brother

Otto Schily es bien recibido por la Administración Bush. Algunos dicen que es incluso, el político alemán que tiene la mejor reputación de todo el gabinete del gobierno germano. Esto no es de sorprender. Desde los atentados del 11 de septiembre Schily ha mostrado mano firme en la lucha contra el terrorismo. La justicia alemana tiene abiertos expedientes contra 192 islamistas sospechosos y Schily aboga por mejorar la red de información en Europa a través de bancos de datos.

Un paso más en el fortalecimiento del control en aeropuertos es la adopción de métodos biométricos en pasaportes y visas, un tema que tratará Schily con el Fiscal Federal, John Ashcroft, con el Secretario de Seguridad Interna, Tom Ridge, así como con el jefe de la CIA, George Tenet. Durante una reunión en octubre pasado, Ridge y Schily coincidieron en que Estados Unidos y Alemania serán pioneros en la introducción de estos métodos de identificación de pasajeros. Desde principios de año, Estados Unidos toma huellas digitales y fotografías digitales de todos los viajeros que necesitan visa. Estos datos son comparados con la información biométrica de personas buscadas por la justicia. Schily por su parte, ha puesto a prueba en el aeropuerto de Frankfurt, un sistema que toma fotografías del iris de los ojos.

Visado de tres meses

La introducción de pasaportes biométricos que cuenten con un chip con la información del rostro y las huellas dactilares de su propietario, es una cuestión controvertida en Alemania. Estados Unidos espera que el gobierno de Berlín, junto con otros 27 países introduzca este tipo de pasaportes a partir del próximo mes de octubre. Los nacionales de estos países no requerirían visado al ingresar en Estados Unidos hasta por 90 días. De no contar con pasaportes biométricos, los ciudadanos tendrían que solicitar una visa aunque sea de tránsito.

Sin embargo el tema es tan controvertido en Europa, que muy probablemente ningún miembro de la UE tendrá en vigencia los nuevos pasaportes este año. Su introducción representa grandes complicaciones técnicas y de logística. Tampoco hay un estándard acordado entre Washington y sus socios europeos, sobre que clase de datos deberán ser almacenados. Schily advirtió antes de su salida que el adoptar distintos lineamientos dificultaría los controles y significaría impedimentos al tráfico de pasajeros.

Modelo global

La Organización de Aviación Civil Internacional, OACI, una agencia especializada de las Naciones Unidas, aprobó en mayo pasado la adopción de un modelo global y armonizado de datos biométricos en los pasaportes, consistente únicamente en el registro de las facciones faciales. El registro de datos adicionales, como huellas dactilares, es una opción que deben sopesar y adoptar los gobiernos nacionales. Estados Unidos ha dado señales de que se apegará a esta norma. “Será suficiente que en los pasaportes se encuentren archivados los rasgos de la cara, dijo el portavoz del Departamento de Asuntos Consulares, Stuart Patt. Washington sopesa aún si añadirá información adicional en los pasaportes de sus propios ciudadanos.

Schily en todo caso quiere que un poco más que el mínimo. Su propuesta es que los pasaportes comunitarios contengan por lo menos dos datos biométricos. Información que permita el reconocimiento del rostro y huellas dactilares. En Berlín y otras capitales de países de la UE, hay esperanzas porque Estados Unidos no se aferre a la fecha de introducción este año. El desarrollo de pasaportes biométricos podría durar años y en todo caso se introducirán paulatinamente. Mientras que los pasaportes europeos de color rojo seguirán teniendo vigencia hasta que caduquen, los pasaportes alemanes, de color verde, perderían vigencia automáticamente en octubre.