A Caracas llega esta semana la primera misión técnica del Grupo Internacional de Contacto para la crisis venezolana. Especialistas en elecciones y ayuda humanitaria la componen. ¿Cuál es su mandato?
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Para el 20 y el 21 de febrero está programada la primera visita del equipo técnico del Grupo Internacional de Contacto (GIC) para gestionar la crisis en Venezuela.
Su único objetivo, recalcan autoridades europeas, es lograr una salida pacífica y democrática haciendo que el pueblo venezolano pueda expresarse libremente a través de elecciones. El GIC –formado por la Unión Europea (UE), Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Suecia, Holanda, Reino Unido, Ecuador, Costa Rica y Uruguay- tiene un mandato y un marco temporal claros.
Esta misión técnica -compuesta por funcionarios de la UE y Uruguay, que lideran el GIC- se encontrará con "actores nacionales relevantes para discutir las condiciones y las garantías para nuevas elecciones, así como para brindar ayuda humanitaria siguiendo los principios humanitarios”, informaron fuentes europeas.
"Buscamos una solución que evite el uso de la fuerza”, dijo a la prensa Josep Borrell, ministro español de Exteriores.
Seguir las reglas de la ayuda humanitaria
Para la diplomacia europea, la neutralidad, la independencia, la imparcialidad y la humanidad de la asistencia debe estar garantizada. Que organizaciones como la Cruz Roja y Cáritas hayan decidido no participar en los planes actuales de ayuda humanitaria es preocupante, afirmó el ministro español de Exteriores, Josep Borrel.
También por eso, la misión técnica llega antes del plazo puesto por Juan Guaidó, el autoproclamado presidente interino de Venezuela. Una intervención armada no se ve desde Bruselas como una solución sostenible a mediano plazo y sería un factor de inestabilidad para la región, subrayó Borrel.
"Queremos evitar que la ayuda humanitaria sea utilizada para otros propósitos que difieran de la ley humanitaria internacional”, aseveró Mogherini. La iniciativa para la creación de este grupo de contacto surgió, a instancias de España, en agosto de 2018. A esta moción subyace la necesidad de acompañar las sanciones impuestas al régimen de Nicolás Maduro (enero 2017) con una búsqueda activa de soluciones.
España sí forma parte del GCI
Anunciado por la diplomacia europea en enero, el vuelco de los acontecimientos que generó la autoproclamación de Guaidó y su reconocimiento por buena parte de la comunidad internacional aceleró su creación. En Montevideo fue creado formalmente el 7 de febrero de 2019, con un mandato de 90 días.
"Lo único que hay que negociar con el régimen es que acepte que la única salida a la situación es a través de una convocatoria a elecciones. Ése es el único sentido del grupo de contacto. No se trata de llegar a una transacción entre el régimen y la oposición. Eso ya lo intentó el expresidentes Zapatero y hemos visto que fue un fracaso total”, explicó a DW Josep Piqué, exministro español de Exteriores.
Justo en la semana en que el GCI se dispone a comenzar labores en Caracas, a un grupo de eurodiputados del bloque conservador se les negó la entrada al país.
Su objetivo era reunirse con Guaidó. Si bien no iban en misión oficial, la condena europea no se hizo esperar. Este incidente no alterará la composición del GC, no obstante –la solicitud de los políticos en cuestión -de que tuviera lugar la salida España del Grupo.
"Me parece desproporcionado pedir que España se retire del GCI”, comentó Borrel añadiendo que estos acontecimientos, si bien condenables, tienen lugar en clave de poltítica interna de España. Recalcando que la creación de este grupo es una decisión de los 28 miembros de la UE, Borrel dijo: "Tenemos mucho trabajo por hacer, y hemos empezado tarde”.
En este sentido, "creo que es muy importante que la Unión Europea mantenga unidad de acción y que en las relaciones con América Latina, España siga siendo la voz más relevante. Debemos buscar consensos en la propia política exterior española”, señaló, por su parte, Piqué.
"Es verdad que puede haber posiciones distintas. Pero en mi opinión, el objetivo de esto puede ser compartido por todos: elecciones libres, democráticas y pacíficas cuanto antes. Con esto como base podemos discutir si es mejor o peor la posición de Estados Unidos, que lo que quiere es simplemente el derrocamiento del régimen”, añadió Piqué.
Y concluyó que "hay que partir de la realidad: el régimen no se va a suicidar, salvo que haya una presión internacional imparable y se generen unas condiciones objetivas que hagan que el régimen no tenga más remedio que aceptar la única salida que es someter a unas nuevas elecciones el futuro de Venezuela y darle la palabra a los ciudadanos de Venezuela”.
(CP)
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Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Antes eran los colombianos quienes cruzaban el puente Simón Bolívar en Cúcuta para conseguir trabajo o hacer compras. Ahora son los venezolanos los que cruzan el puente por necesidad de sobrevivir.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Manuel, esperaba en la fila de la Cruz Roja. Su hermana menor necesita medicinas.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
La masiva inmigración en los últimos años, dío lugar a un mercado informal en las casas aledañas al puente. Ahora, el mercado se extiende a todas las calles del barrio.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
El 20 por ciento de los venezolanos que cruzan el puente hacia Colombia lo hacen para buscar nuevas oportunidades.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Las llantas gastadas se compran en las ciudades principales de Colombia y se venden en Cúcuta a unos 20 dólares cada una.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Raul vive de vender las llantas a sus compatriotas. El precio no incluye el costo de pasarlas por las trochas "Si la Guardia Nacional de Venezuela se las ve, se las roban".
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Muchas de las llantas que se venden en la frontera son de segunda mano o ya desechadas en Colombia. Algunas han sido reparadas con parches, sus cubiertas están gastadas y son inseguras en condiciones de lluvia.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Rangy Hurtado es enfermero, sus conocimientos para apoyar la labor médica en los quirófanos en Venezuela le ayuda ahora a hacer curaciones a domicilio.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Rangy Hurtado elige las mejores llantas usadas del puesto callejero de Raúl. Elige las dos con más perfil, pero le preocupa que una de ellas tenga una marca de desgaste muy fuerte en el interior “yo creo que el rin va a cubrir esa parte".
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
En los tiempos en que la economía de Venezuela era estable y próspera Rangy compraba llantas nuevas cada año. “Antes con unas llantas así de gastadas uno se arriesgaba a una multa". Ahora, desde que no tengan alambres saliendo están como nuevas.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Rangy pagó por dos llantas usadas 60.000 pesos (unos 16 euros ó 20 dólares). “Casi dos meses de mi salario”.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Los venezolanos que cruzan la frontera dependen de carreteros que les ayuden a llevar el peso de las maletas. Pagan 5.000 pesos (€ 1,40) por viaje.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
El mercado ilegal de medicinas no es una novedad en la frontera, pero lo que ha sucedido es una verdadera explosión de informalidad.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Enrique trabajaba antes como fabricante de zapatos. Ahora los arregla en la frontera porque no tiene la documentación suficiente para conseguir un trabajo estable en Colombia.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Enrique afirma que para los venezolanos hasta arreglar los zapatos es un lujo. “Cobrarles 2.000, 3.000 pesos (menos de un euro) es casi un mes de salario para muchos en Venezuela".
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Enrique arregla cualquier tipo de zapato. “la técnica depende del daño y del presupuesto del cliente, muchas veces habría que cambiar la suela, pero no les alcanza. Entonces la cosemos”.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Tanto pastillas de uso casero, como medicinas especializadas, se pueden encontrar en las calles de Cúcuta a un precio menor que en Venezuela.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Los controles migratorios de ambos países detienen mucha mercancía que se considera prohibida, como los repuestos para vehículos. “Toca cruzar por el puente y pagarles, o por la trocha”, dice un venezolano.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Tanto la guardia venezolana, como la policía colombiana vigilan el puente. Pero el contrabando de mercancías es casi tradicional en la frontera.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
No todos los venezolanos que cruzan lo hacen para emigrar. Gran parte de ellos lo hace para comprar alimentos para sus familias.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Jerry sostiene que la corrupción de alto y de bajo nivel fue lo que arrastró a Venezuela a esta crisis. "Yo podría vender esta medicina más cara en Venezuela y me la comprarían, pero eso sería hacerle daño a los que la necesitan".
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
La falta de atención médica, de comida y de recursos básicos dañó radicalmente el estilo de vida de los venezolanos.
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Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Entre los productos que más compran los venezolanos en Colombia están el aceite de cocina, productos de aseo y harina.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Quienes se arriesgan a cruzar mercancía regulada, como las llantas de vehículos, se arriesgan a que la Guardia Venezolana les quite los productos.
Imagen: DW/F. Abondano
Simón Bolívar, el puente de la esperanza venezolana
Al menos unas 60.000 personas cruzan a diario el puente Simón Bolívar. Este sería uno de los pasos obligados en la estrategia del gobierno de Guaidó para llevar ayuda humanitaria a su país.