"Crecí con el Escarabajo"
26 de julio de 2009
"Atornillar es para mí la compensación al trabajo", dice Michael Petzold, de Wolfsburgo, en la Baja Sajonia, donde tiene la sede la central mundial de la compañía Volkswagen. Especializado en la fabricación de herramientas, trabaja desde hace 25 años en la fábrica. Su padre ya estuvo allí y también su abuelo se ganó la vida en Volkswagen. "Crecí con el Escarabajo" –"Käfer", en alemán-, explica Petzold, de 42 años. "Mis padres tenían ya un vetusto 'Brezelkäfer', aquí se ha crecido así". Como "Brezelkäfer" denominan los entendidos al tipo de Escarabajo cuyas ventanas traseras recordaban la forma de la "Brezel", la típica rosquilla bávara.
Escarabajos para todos
Cada dos semanas, Petzold se reúne con otros entusiastas de los Escarabajos para atornillar, intercambiar recambios o realizar viajes de prueba. "Aquí vienen conductores de autobús, dentistas, es completamente indiferente, a qué se dedica cada cual. Tenemos a gente que trabaja en un hospital o que son estudiantes, simplemente tenemos en común conducir este coche". Hace más de 20 años que fundaron el primer club dedicado al Escarabajo en Wolfsburgo. Desde entonces, ya son más de 100 las asociaciones de ese tipo creadas en Alemania. Del 20 al 22 de junio, el Club de Wolfsburgo organiza incluso un Encuentro Internacional de Escarabajos. En 1938, hace exactamente 70 años, Ferdinand Porsche fabricó el primer Volkswagen, que los nacionalsocialistas pronto acapararon como el "Kraft durch Freude-Wagen" –"el coche de la fuerza a través de la alegría"-.
Un descapotable de color turquesa
En 1983 Michael Petzold se compró un Escarabajo descapotable de color turquesa, completamente puesto a punto: chasis nuevo procedente de Irak, interior de piel, motor trucado, neumáticos más anchos y llantas nuevas. "Lo bonito es que uno siempre puede hacerlo todo por sí mismo, tengo todas las piezas", se alegra el padre de familia.
¿Nacimiento en el Escarabajo?
No venderían una pieza de valor como esa, dice su mujer Maybritt. Para que sucediera deberían venir tiempos realmente difíciles. Cuando estaba embarazada, sus amigos le advertían no conducir el descapotable: "Piensa en las sacudidas". Pero eso no la molestó. Hoy su hija Rachel tiene 15 años y a la madre le gusta recordar los viejos tiempos. Incluso en los años 60, la división estadounidense de Volkswagen regalaba paquetes de acciones a aquellas familias que hubieran traído al mundo a sus niños en un Escarabajo, ríe Maybritt. "Ellos estaban aún más locos".
El Escarabajo descapotable de Petzold, que mientras tanto ha cumplido 33 años, tiene un valor histórico. Una singularidad que los conductores de Escarabajos cuidan es saludarse entre ellos aunque no se conozcan. "Es una sensación magnífica", cuentan los Petzold.