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Corrupción en Comité Olímpico Internacional es mayor de lo temido

José Ospina Valencia9 de agosto de 2004

A pocos días de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas, el búlgaro, Ivan Slavkov, miembro del COI, tuvo que ser suspendido. Su presidente, Jacques Rogge, dice estar “sorprendido“. ¿Qué vendrá ahora?

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El belga Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional.Imagen: AP

La moral de los altos funcionarios del Comité Olímpico Internacional no es, probadamente, la mejor. Después de sólo pocos años del escándalo de Salt Lake City se vuelve a destapar otra olla maloliente. Gracias a la publicación de una cadena británica de medios, el mundo se ha enterado de que otros miembros del exclusivo Comité están dispuestos a “vender” su voto para favorecer la elección de ciudades candidatas a ser sede de los juegos.

“Los juegos vendidos” fue, por eso, el nombre que los periodistas británicos le dieron al programa televisivo que revela la predisposición de varios integrantes a aceptar prebendas para influir en la elección de Londres como ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2012.

Las sombras de Samaranch

El búlgaro Ivan Slavkov está sindicado de ser uno de los principales “corruptos”. Entre tanto, Slavkov fue suspendido temporalmente y no viajó a Atenas como se tenía planeado. Pero es que dicho búlgaro tuvo un “gran maestro de la manipulación”: Juan Antonio Samaranch, el anterior presidente del COI. Fue Samaranch quien en 1987 acogió a Slavkov en el seno de la mayor organización del deporte mundial. Y fue durante la presidencia del español cuando las directivas convirtieron al COI en un verdadero mercado de influencias a espaldas de los deportistas, de los países y de la comunidad internacional.

En 1999 se descubrió, por ejemplo, que Canadá había sobornado a varios miembros del COI para asegurarse los Juegos de Invierno. Tras la publicación del caso de corrupción y su correspondiente investigación, diez de sus “honorables” tuvieron que ser destituidos. Una de las consecuencias de aquél escándalo fue la instauración de una comisión ética que haría “respetar un nuevo código de conducta”. Otro ente que, al parecer, no funciona.

“Les vendemos 54 votos”

En Atenas, Rogge, el presidente del COI, aseguró que el término “decepción” no era suficiente para expresar sus sentimientos al respecto. Desde la capital griega se ordenaron otras destituciones: Goran Takac, de Serbia, Gabor Komyathy, de Hungría, Mahmood El-Farnawani, de Egipto y Abdul Muttaleb Ahmad de Kuwait. Todo “un cuarteto de asesores comerciantes de votos”, dice el diario alemán Süddeutsche Zeitung.

Muttaleb Ahmad es el nada menos que el secretario general de la Asociación Asiática de los Juegos Olímpicos. Muttaleb le aseguró a reporteros encubiertos que él pondría de su lado a los 23 miembros asiáticos del COI para favorecer a Londres y, por ende, sacar de la competencia a Madrid, París, Moscú y Nueva York. Pero eso no fue todo. Los mencionados nombraron la cantidad de millones que se les deberían pagar y dieron los nombres de otros miembros que también estaban dispuestos a jugar sucio. Estos últimos datos empero, aún reposan en los archivos del medio británico. 54 votos le habrían vendido miembros del COI a la oficina (ficticia) de asesoría que buscaba asegurarse la concesión de los Juegos Olímpicos de 2012.

A espaldas de los deportistas

Slavkov es el tercer miembro del COI suspendido en los últimos 3 años. Esta semana el COI despediría al indonesio, Mohamad Bob Hasan, sentenciado a cárcel por corrupción. Pero él no es el único. Kim Un-Yong, surcoreano y vicepresidente del alto gremio deportivo tendrá que pasar 2 años y medio tras las rejas por lo mismo: tráfico de influencias. Los funcionarios corruptos en las organizaciones deportivas son una lacra para los deportistas que entrenan toda una vida para lograr el mérito de ganar una medalla y representar, honrosamente, a sus naciones.