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¡Corre, papi, corre!

6 de octubre de 2002

El maratón se impone en Alemania. En Colonia se corrió este domingo el segundo de mayor importancia en el país. Ganó el keniano Ernest Kipyego, y todos los que creen que lo principal no es llegar primero, sino llegar.

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El triunfador del maratón de Colonia, Ernest Kipyego.Imagen: dpa

Septiembre del año 490 a.C. Un mensajero solitario corre por los caminos de Grecia. Ha de llevar a Atenas la noticia de la gloriosa victoria sobre los persas, lo más rápidamente posible. Su jefe, Miltiades, le encomendó tal misión, de manera que corre y corre... 40 polvorientos kilómetros.

En pleno siglo XXI...

Casi 2.500 años más tarde, miles de alemanes lo emulan. 48. 599 competidores participaron hace una semana en el maratón de Berlín. Hoy fueron 22.220 las personas que tomaron parte en la carrera de Colonia, contando a algunos que recurrieron a la ayuda de patines, bajo la llovizna de un oscuro domingo de otoño.

La meta es resistir hasta el límite de sus fuerzas. Y lo hacen sin que nadie los obligue. Un ejército de maratonistas inunda las avenidas cada vez que hay ocasión, para desconcierto de muchos conciudadanos y pavor de los automovilistas, indefensos ante los cortes de tránsito. Los corredores, altamente motivados, se animan mutuamente. Y también reciben aliento de los numerosos espectadores que, apostados al borde de las calles, celebran la fiesta gritando: "¡Vamos, tú puedes!" o "¡Corre, papi, corre!"

Berlín en la liga mayor

El maratón de Colonia tiene tradición, aunque no alcanza las dimensiones del de Berlín. Con un nuevo récord de participantes, la carrera berlinesa ha entrado ya a la liga mayor. Sólo Nueva York y Londres sirven de punto de comparación. Pero la capital alemana no tiene el patrimonio exclusivo del boom que registra este deporte en Alemania. Por todos los rincones del país se corre con tenacidad.

Este fin de semana le tocó a Colonia, el próximo a Munich y el 27 de octubre a Fráncfort. El ímpetu maratónico parece irrefrenable, independientemente de las inclemencias meteorológicas que puedan salirle al paso. Un par de gotas no pueden amedrentar a un maratonista que se precie de tal.

El ejemplo de Fischer

Antiguamente practicado por un par de ascetas, a veces objeto de burlas o compasión, el maratón se ha convertido hoy en un espectáculo deportivo masivo. Muchos intentan incluso conseguir un buen puesto de partida a través de foros de internet o poniendo avisos en los diarios. Tras la moda de caminar por los bosques y la época del jogging, ha llegado la hora del maratón. En lugar de desperdiciar el tiempo libre, se elaboran planes de nutrición y tablas con kilómetros y tiempos. Al fin y al cabo, correr es algo simple y, además, sano.

El gran ejemplo lo ha dado nada menos que Joschka Fischer, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, que un buen día comenzó a correr. Primero de a poco, y luego en serio. Dice que corre para encontrarse consigo mismo. También ha participado en uno que otro maratón, y con éxito. Dado que todo le resulta tan bien, lisa y llanamente se ha convertido en un ídolo.

Dicho sea de paso, el mensajero de Miltiades cayó muerto al llegar a su meta, en Atenas. Probablemente le haya faltado ingerir los hidratos de carbono necesarios en la velada previa a la carrera.