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Contra la dictadura en Irán

23 de febrero de 2004

El resultado electoral en Irán es visto por la prensa europea como una farsa que entierra las esperanzas de una transformación del régimen teocrático que Jomeini instauró hace 25 años.

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Una visión totalitaria, el ayatolláh Jomeini.Imagen: AP

“Irán es de facto el ejemplo más vívido de un estado dictatorial islámico”, señala el diario danés Jyllands-Posten. “La prueba definitiva de ello lo muestran las elecciones parlamentarias del 2004, cuyo resultado solo puede ser calificado como una farsa, que sin embargo es una amarga realidad para 68 millones de iraníes. La mitad de ellos mostró su desprecio por los déspotas islámicos al abstenerse a depositar su voto. Esta farsa electoral debe tener como consecuencia que Occidente ponga punto final a la democracia de ‘alfileres’ con los dictadores. Los iraníes que demandan democracia y derechos humanos, se merecen que la comunidad internacional ejerza la máxima presión. Si el Islam como religión es interpretado y puesto en práctica como los dictadores en Irán quieren, nos encontramos frente a una visión totalitaria que debe ser combatida con todos los medios”.

Transición truncada

Por su parte, el diario español El País, advierte: “Hace tiempo que los 66 millones de iraníes, en su mayoría menores de 30 años, han perdido la fe en los ayatolás más oscuros y dogmáticos, que son quienes de verdad mandan. Y también la confianza en quienes soñaron para reemplazarlos, encabezados por el presidente Jatamí, hoy más un dócil figurón que esperanza de nada. Jatamí ha conseguido cierto relajo en la aplicación de algunas normas del código islamista, pero su retórica aperturista, tan bien acogida fuera de Irán, no ha servido para mejorar las vidas de la gente, hoy claramente más pobre que bajo la dictadura anterior, la del sha”.

Peligro nuclear

El diario berlinés, Der Tagesspiegel, señala: “Los conservadores alcanzaron un triunfo arrollador. Y debido nada menos a que muchos candidatos reformistas no concurrieron. Cuántas veces se ha escuchado en las capitales europeas durante los últimos años, que no hay que presionar demasiado a Teherán para no poner en peligro las reformas. Estas han sido eliminadas y han dejado visible la verdadera cara del país, como nunca ha dejado de ser, incluso bajo Jatamí. Un Estado que respalda organizaciones terroristas como Hisbolláh, con armas y recursos estimados en unos 100 millones de dólares al año. Un estado que coopera con grupos terroristas palestinos y que intenta boicotear los intentos de paz en el Medio Oriente. Un Estado con la capacidad para construir bombas atómicas y que por eso hay que vigilar estrechamente”.

Joven generación harta

El rotativo del este de Alemania, Märkische Oderzeitung, apunta: “A los ojos de los electores, los supuestos reformistas iraníes bajo Jatamí han perdido toda credibilidad. Los jóvenes –un 33% de la población es menor de 15 años- que no vivieron en carne propia la revolución de Jomeini, eligieron al presidente de orientación reformista Jatamí, con un entusiasmo vehemente, al grado de tener detrás de sí a todo el movimiento estudiantil. Sin embargo, a lo largo de su gestión, Jatamí ha ido perdiendo carisma. Han sido los conservadores quienes han dirigido las negociaciones más importantes a nivel exterior y es por ello que expertos aseguran que la relación de Irán con Occidente no cambiará. En contraste, al interior del país la juventud está harta y empobrecida y en proceso de perder su esperanza porque en su país algún día haya más democracia y libertad”.