Compañía de danza de Pina Bausch cumple 40 años
7 de septiembre de 2013
La laureada bailarina y coreógrafa Pina Bausch transformó el modesto ballet de la ciudad de Wuppertal en un revolucionario concepto de danza-teatro que hizo historia, y que es un emblema de la cultura alemana del siglo XX. Tras la muerte de su fundadora, hoy dirige la compañía Lutz Förster, quien pertenece a ella desde 1975 y también es docente de la Universidad Folkwang, de Essen. Förster está al mando de la puesta que, al cumplirse 40 años de su existencia, rinde homenaje a la obra de Pina Bausch y ofrece una retrospectiva sobre la evolución artística de la compañía y de sus bailarines.
Conmoción en Wuppertal
No me interesa cómo se mueve la gente, sino aquello que los conmueve”, dijo Pina Bausch, y eso también se observa en esta obra que, lejos de la estética artificial del ballet clásico, busca, como lo buscó la artista, revelar el complejo universo de las emociones humanas.
“Un día antes del estreno de la retrospectiva, en el ensayo general de “Palermo, Palermo”, Lutz Förster no hace demasiadas correcciones, al contrario de su antecesora. “No soy coreógrafo. Estoy aquí para estudiar las obras y mantenerlas vivas, así como a la compañía”, explica. Como exbailarín del Tanztheater de Wuppertal, Förster fue partícipe de la revolución que llevó a cabo Pina Bausch en la danza. Al principio, el público acostumbrado al ballet clásico la rechazaba. “Después de cierto tiempo, fue la gente de teatro la que más la seguía”, dice.
El éxito internacional
Fuera de Alemania, por el contrario, el concepto artístico de Pina Bausch fue recibido con entusiasmo desde un principio. “Recibíamos un apoyo increíble”, recuerda Förster. La compañía fue invitada a los festivales de danza más renombrados, en los que se reunían artistas de vanguardia y un público ávido de nuevas experiencias. Pero ése no es el único motivo por el cual Pina Bausch abrió un horizonte hacia el mundo: “A Pina le interesaba muchísimo conocer otras culturas”, dice el director. “Estaba interesada en los seres humanos y, por tanto, quería conocerlos en los diferentes contextos culturales. No le interesaba visitar museos o teatros, sino lugares en los que se veía a la gente actuando en su entorno”.
Es así como creó obras que relacionan a Alemania con lugares como Roma, Sao Paulo o Santiago de Chile, Estambul, Hong Kong y Los Ángeles. Y eso hizo que su obra fuera comprendida y valorada en todo el mundo. “Admiro a Pina cada vez más. Creó algo de valor universal que sigue entusiasmando al público de todos los países”, subraya Förster. También con motivo del cuadragésimo aniversario de la compañía, el Tanztheater de Wuppertal sale de gira hacia varios países de Europa, a Japón, Corea, Hong Kong y Canadá. A cuatro años de la muerte de Pina, la compañía de Wuppertal goza de un reconocimiento cada vez mayor.
Nuevo y difícil comienzo
La nueva orientación estética de la compañía se enfrenta a las arcas vacías de Wuppertal que, como otras ciudades alemanas, se ve sometida a recortes presupuestarios que afectan a diversas áreas de la educación y la cultura.
“Encontrar un equilibrio que permita mantener vivo el legado de Pina Bausch y, al mismo tiempo, abrir nuevos caminos, con el valor de hacer cosas nuevas”: así define Förster la tarea del Tanztheater de Wuppertal por estos días. Debido a la situación económica de Wuppertal, se alzan cada vez más voces reclamando que el Estado tome cartas en el asunto y proteja e impulse la herencia cultural de Pina Bausch.
Autora: Aya Bach/ Cristina Papaleo
Editor: Diego Zúñiga