Ciclistas alemanes triunfan y son ignorados

El norteamericano Lance Armstrong ganó por sexta vez la “Tour de France” y pasa así a la historia del ciclismo. Sus fuerzas parecen inhumanas y han sido atribuidas por más de un desconfiado a los poderes del doping. Pero, mientras no se logre demostrar lo contrario, Armstrong sigue siendo considerado nada más y nada menos que “el deportista del siglo”.

¿Dónde están los ciclistas alemanes?

Todo el mundo habla de Lance Armstrong, con razón. Pero, ¿qué pasó con el equipo alemán “T-Mobile”, liderado por Jan Ullrich? El equipo obtuvo el primer lugar en la clasificación de conjunto y los ciclistas Andreas Klöden y Jan Ullrich el segundo y cuarto puesto respectivamente. A primera vista, resultados nada despreciables. Sin embargo, el haber sido premiado como el mejor equipo en una carrera tan dura como la “Tour de France” es, según la prensa alemana, nada más que un “premio consuelo” para el ciclismo alemán.

Del mismo modo, el éxito fenomenal de Andreas Klöden es prácticamente ignorado por la opinión pública. El hecho de que Jan Ullrich haya estado desde 1996 todos los años entre los primeros tres de la “Tour” no cuenta absolutamente nada al lado del cuarto puesto obtenido este año. ¿Qué está pasando en Alemania? La obsesión por ganar a toda costa parece estar provocando serios daños en gran parte de la población. Precisamente en aquella parte que a duras penas si se sube a una bicicleta y muy difícilmente sobreviviría la “Tour de France”.

¡Qué vivan los perdedores!

A Jan Ullrich se le reprocha falta de “garra” y haraganería. Pero su talento es indiscutible. Este año comenzó a entrenar pocas semanas antes de la carrera y encima con diez kilos de sobrepeso. Aún así logró un cuarto puesto en la “carrera ciclista más dura del mundo”. Podría aventurarse incluso la teoría que este alemán es más talentoso que su colega norteamericano. Lo único que le falta es la obsesión de Lance Armstrong. Pero, puede que sea mejor así. Porque el inalcanzable Armstrong despierta admiración y un poquito de envidia, seamos sinceros. Mientras que el falible Ullrich, con todas sus debilidades, irradia humanidad y simpatía.