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Ciberguerra en internet

3 de agosto de 2002

EE.UU. quiere combatir la piratería musical con técnicas de "hacking". Los usuarios lo interpretan como declaración de guerra y contraatacan.

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KaZaA, una página web en la mira.

La industria discográfica probó en el pasado diferentes tácticas para hacer frente a la creciente piratería online. Desde que la legendaria empresa Napster salió a la luz en 1999 y popularizó el fenómeno del intercambio de archivos, la industria grabadora viene luchando por encontrar la mejor estrategia para combatir la violación de los derechos de autor.

La táctica básica ha consistido en emprender acciones legales contra empresas que distribuyen aplicaciones para compartir archivos, como Napster y Audiogalaxy. Aunque también hubo ocasiones en que la mira se puso en los usuarios individuales.

Lucha contra molinos de viento

Después de duras batallas ante los tribunales norteamericanos, Napster tuvo que clausurar sus servicios. Audiogalaxy acaba de rendirse e instaló filtros internos para detectar material ilegal. Otros dos que gozan de mucha popularidad entre los amantes de la música pirateada, KaZaA y Morpheus, se enfrentan a juicios en Los Angeles.

Pero, a pesar de las victorias legales, el intercambio de archivos goza de mejor salud que nunca gracias a las redes que operan teniendo como base las computadoras de cada usuario. Es prácticamente imposible clausurar estas redes "descentralizadas". Y dado que la tecnología avanza a mayor velocidad que la justicia, los representantes de una variedad de industrias han vuelto los ojos hacia el congreso norteamericano.

Según un proyecto de ley, presentado el 25 de julio, los titulares de programas, música o películas protegidos con copyright podrían hackear legalmente las redes de conexión peer-to-peer –basadas en el sistema de Napster. La medida permitiría por ejemplo introducir una especie de virus capaz de destruir material sospechoso en el disco duro del usuario.

El imperio contraataca

El proyecto de ley es impulsado por la potente Asociación Americana de la Industria Discográfica (RIAA) que representa el 90% de todas las ventas de CD’s en EE.UU. y el 80% a nivel mundial. Este grupo de presión, que agrupa los grandes sellos discográficos, se está convirtiendo en la organización más odiada por los internautas.

El contraataque no se hizo esperar. El último fin de semana, la página web de la RIAA tuvo que aguantar un duro golpe por parte de hackers. Durante varios días fue imposible acceder a este sitio de internet.

Cuentas abiertas

La industria discográfica tiene razón de preocuparse. A lo largo del 2001 las ventas de discos cayeron un 6,5%, contribuyendo a que el sector perdiera un 5% respecto a 2000, según ha revelado la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI), organización que representa a la industria discográfica en todo el mundo. En Alemania – el tercer mercado musical tras los EE.UU. y Japón – los ingresos por venta de discos cayeron en un 10,2% en 2001.

Según datos de la IFPI, el año pasado se fabricaron en el mundo 1.900 millones de discos piratas. Otro estudio, de la consultadora Ipsos Reid, indica que 40 millones norteamericanos intercambian música a través de internet.

La IFPI atribuye estas cifras alarmantes, como no podía ser de otra forma, a la facilidad de encontrar música gratuita en internet. No obstante, la organización deja claro que "la demanda de música en todo el mundo es más sólida que nunca". La gente quiere escuchar discos, pero gratis.