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Cambio de mando

19 de julio de 2002

Mientras se especula si la vertiginosa sustitución del ministro de Defensa favorecerá o perjudicará las posibilidades de reelección de Gerhard Schröder, el sucesor de Scharping se prepara para enfrentar una ardua labor.

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Scharping (al centro) sonríe presenciando el nombramiento de su sucesor.Imagen: AP

Las opiniones de los analistas están divididas. Unos consideran que era necesario un rápido golpe de timón, para evitar un nuevo escándalo en plena campaña electoral. Otros estiman que la instantánea reacción del jefe del gobierno alemán, que no esperó a que se confirmaran los nuevos reproches contra su ministro de Defensa para destituirlo, demuestran cuán acosado se siente el canciller Gerhard Schröder.

Los cierto es que el cargo de haber recibido pagos de una agencia de relaciones públicas figura sólo en la prensa y no se ha comprobado de momento que el proceder de Rudolf Scharping haya sido ilegal. Pero, a un mes de las elecciones, no tuvo esta vez derecho a réplica. En menos de 24 horas, Alemania cuenta ya con un nuevo encargado de la seguridad nacional: Peter Struck, hasta ahora jefe de la bancada parlamentaria de la gobernante socialdemocracia.

El frente presupuestario

No hay muchos que en realidad lo envidien en la actual situación. El ejército alemán atraviesa una fase delicada y, según los comandantes, ha llegado al límite de sus capacidades. Generales y almirantes vienen reclamando desde hace tiempo más presupuesto y equipamiento, para hacer frente a las nuevas tareas que se les plantean.

Pero el dinero no sobra en las arcas fiscales alemanas y, de momento, no se contempla la opción de incrementar los recursos del área militar. Por el contrario: la divisa es continuar en pie de ahorro, como en la última década. Y no es algo que se pueda reprochar al saliente ministro Scharping ni al gobierno actual. Ya en tiempos de Helmut Kohl quedó trazado el rumbo y, entre 1994 y 1998, el presupuesto de defensa se redujo en aproximadamente 1.500 millones de dólares.

La necesidad de reformas es evidente. No sólo la provocan las estrecheces financieras, sino, sobre todo, las nuevas tareas que deben asumir las fuerzas armadas. Los clásicos conflictos entre estados se han vuelto menos probables y, en cambio, surgen otros imprevisibles. Tal es así que hoy la lucha contra el terrorismo constituye el principal desafío. Además, los soldados alemanes enfrentan una nueva realidad, inimaginable hace algunos años: su inclusión en tropas internacionales que intervienen en conflictos regionales. Actualmente participan en dichas operaciones unos 10 mil efectivos del ejército alemán.

Asuntos pendientes

En los dos meses que faltan para los comicios alemanes, Peter Struck de seguro no intentará modificar las líneas centrales de las reformas previstas por Scharping. No obstante, le corresponderá hacerse cargo de algunos asuntos pendientes, relativos a nuevos equipamientos militares, sobre cuyo financiamiento aún no se han tomado decisiones.

Por ejemplo, está en carpeta el tema del tanque "Pantera". El precio de 400 unidades se elevaría a 285 millones de euros. Demasiado dinero, a juicio del ahora depuesto ministro Scharping, quien congeló el proceso de licitación. Otro caso: la construcción de cohetes aire-aire "Meteor", para equipar a los aviones "Eurofighter". Su desarrollo se llevaría a cabo en cooperación con cinco países europeos y a Alemania le correspondería un aporte de 260 millones de euros. A juicio del Ministerio de Defensa, la decisión correspondiente debería adoptarse cuanto antes.

Claro está que el nuevo ministro, Peter Struck, no podrá emprender batallas de largo aliento. Aunque formalmente no sea explícito, su cargo tiene de momento un carácter interino; algo inevitable cuando se hace un cambio de gabinete faltando poco más de dos meses para las elecciones generales.