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Los estudios demuestran que parte de cieno tóxico de la explotación petrolera, contamina el agua potable, los recursos pesqueros y daña la salud de la población. El Gobierno parece desoír las demandas de los ciudadanos. Pero la resistencia es cada vez mayor: población, médicos y destacados catedráticos universitarios critican la situación basándose en los estudios y la población de peces contaminada.