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Bush elogia la libertad en el Báltico

7 de mayo de 2005

El presidente estadounidense, George W. Bush, condenó en Letonia la ocupación soviética de los estados del Báltico al término de la II Guerra Mundial, pero instó a dirigir la mirada hacia el futuro.

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Bush y Vike-Freiberga depositan flores en el monumento a Libertad.Imagen: AP

En Riga el presidente estadounidense de seguro se sintió a sus anchas. Los anfitriones lo recibieron como héroe libertador, con un entusiasmo que en otros lugares de Europa no lograría provocar ni en sueños. La presidenta letona, Vaira Vike-Freiberga, se refirió a Bush como un "paladín de la libertad y líder de un país que no sólo defiende su propia libertad, sino que intercede por ella en el mundo entero", al conferirle la máxima condecoración nacional. Y el visitante hizo lo propio, manifestando su admiración por el valor del pueblo letón, al depositar una ofrenda floral ante el monumento de la libertad, que simboliza la resistencia de otrora contra la Unión Soviética.

El "lado negro" ruso

Gestos como estos ponen de manifiesto el carácter políticamente explosivo de la visita, que lógicamente han hecho arrugar el ceño a Moscú. Porque en estos momentos en que Europa conmemora el 60 aniversario del término de la II Guerra Mundial, en los estados bálticos aflora igualmente el recuerdo de la opresión soviética a que se vieron sometidos por décadas. Y ese es un aspecto que, desde luego, no encaja en los deseos del presidente ruso, Vladimir Putin, quien, en cambio, reprocha a las repúblicas bálticas pretender distraer de su pasado de colaboración con la Alemania nazi.

George Bush mit Präsidenten von Estland Lettland und Litauen
Bush con los presidentes de Letonia, Estonia y Lituania.Imagen: AP

Las relaciones entre Bush y Putin se han ido enfriando perceptiblemente y este episodio no hace sino confirmar el distanciamiento. Máxime porque el visitante estadounidense antepuso cronológicamente a su encuentro con el jefe del Kremli una reunión con los gobernantes de Estonia y Lituania, que han resuelto boicotear las ceremonias recordatorias en Moscú. Sólo la presidenta letona acudirá a ellas, dando un paso que Vike-Freiberga concibe como expresión de lo mucho que han cambiado las cosas y que liga a la esperanza de que "ojalá Stalin se revuelque en la tumba". No por ello deja de compartir la postura de sus dos homólogos del Báltico y el reclamo de que Rusia reconozca el "lado negro" de su historia, como lo ha hecho Alemania.

Mirar hacia adelante

También Bush se hizo eco de tales deseos, condenando la ocupación soviética. Según recordó en una entrevista concedida a un canal de televisión moscovita, la Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña adoptaron en Yalta, en 195, una decisión que impuso a los pueblos del báltico "un sistema que ellos no había elegido". En este contexto, puntualizó eso sí que sería injusto limitar los reproches a Moscú. "Hay que reconocer que en Yalta no sólo estaba el líder soviético, sino también el primer ministro británico y el presidente estadounidense", indicó.

Ahora, durante su visita a Letonia, instó a mirar hacia adelante, elogiando los avances logrados por los países del Báltico desde que obtuvieron su independencia. Al mismo tiempo, recordó a Rusia las ventajas que supone tener vecinos democráticos, tanto para fomentar la prosperidad económica como para resguardar la paz.