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Binomio al cuadrado

16 de enero de 2003

Alemania y Francia presentaron un proyecto conjunto para la reforma de las instituciones de la Unión Europea, que contempla una presidencia binominal. La propuesta deberá ser analizada en la convención constituyente.

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Schröder, Chirac y sus planes para el futuro de la Unión Europea.Imagen: AP

Más continuidad, menos rotación. Ese es uno de los elementos medulares de la propuesta presentada por Francia y Alemania, como aporte conjunto a la convención que elabora una Constitución para la Unión Europea. El proyecto franco-germano prevé una jefatura doble: un presidente de la Comisión, que habría de ser elegido por el Parlamento Europeo, y un presidente del Consejo, escogido por los jefes de gobierno de los países miembros. Además contempla la figura de un ministro de Relaciones Exteriores, que aúne las funciones actualmente desempeñadas por el Comisario Chris Patten y el coordinador de la política exterior de la UE, Javier Solana.

Fin de la rotación

De acuerdo con el modelo presentado por Jacques Chirac y Gerhard Schröder, en París, el presidente del Consejo de Ministros desempeñaría el cargo por varios años, poniéndose fin al actual mecanismo de rotación cada seis meses. Esta fórmula tendría, en opinión de sus defensores, la ventaja de dotar a la Unión Europea de un rostro más estable, en lugar de tener cada medio año una nueva figura, que imprime acentos diferentes según los intereses de su propio país.

Por otra parte, el hecho de que los parlamentarios de Estrasburgo pudieran votar por el jefe de la Comisión, aumentaría el peso de la "eurocámara": una demanda permanente, en aras de la legitimidad democrática en el seno de la UE. Por añadidura, también la propia Comisión resultaría fortalecida.

¿Poderes rivales?

La propuesta, en sí, demuestra la voluntad de París y Berlín de superar sus diferencias y volver a asumir su papel de motores de la integración europea. Ahora que la organización se apresta a acoger a 10 nuevos miembros, el desafío consiste en buscar estructuras que hagan viable la toma de decisiones y la actuación eficaz de un conglomerado de 25 países.

Los argumentos esgrimidos pueden parecer sensatos. No obstante, la propuesta tiene carencias. Por ejemplo, sería más útil aclarar de entrada quién ha de detentar el poder: la Comisión o el Consejo de Ministros. Porque este binomio de presidentes es, en realidad, una fórmula intermedia a la que se llegó para conciliar los puntos de vista franceses y alemanes. Y, dado que no se especifican del todo sus respectivas facultades, surgiría el peligro de una rivalidad de poderes, como hizo notar ya un representante británico.

Temores e incertidumbres

Existen además otros temores, sobre todo en los países más pequeños del club. Inquietos ante la posibilidad de que el presidente del Consejo se volviera demasiado poderoso, Bélgica, Luxemburgo y Holanda ya han manifestado por escrito su rechazo a que tal cargo sea ocupado por un político ajeno al círculo de los jefes de gobierno de los estados miembros.

Pero también habría que pensar en los problemas que plantea el caso contrario: ¿Qué ocurriría si un primer ministro es elegido para presidir el consejo por un par de años y, al cabo de unos meses, pierde las elecciones en casa y, por consiguiente, el poder? Es otra de las preguntas que la propuesta germano francesa deja sin respuesta.

En consecuencia, queda mucho por esclarecer y discutir con respecto a las futuras estructuras europeas. El debate, en todo caso, cobra vigor y representa un acicate para los miembros de la asamblea constituyente que el 20 de enero discutirán en extenso el peliagudo tema del equilibro de poderes entre las instituciones de la UE. El gremio deberá elaborar hasta mediados de año el borrador de una carta fundamental europea, sobre la que decidirán posteriormente los jefes de gobierno.