Bahamas: cuando los caracoles marinos escasean en el paraíso
La sobrepesca de los mares se está convirtiendo en un problema cada vez mayor para los pescadores de caracoles de las Bahamas. En la búsqueda de soluciones, los habitantes usan su creatividad.
Tradición de mariscadores
Tereha Davis es pescadora de caracoles de quinta generación. Su familia vive de los animales marinos. Aquí, muestra a su nieta Ivory, de ocho años, cómo destripar un pez. Su hermano Ira, de seis años, mira atentamente. Tereha Davis aún recuerda los tiempos en que sólo tenía que adentrarse unos metros en el mar desde la playa y podía recoger los caracoles marinos del fondo.
Cada vez más lejos...
En los últimos años, la situación de los pescadores de mejillones y caracoles ha empeorado drásticamente. Hoy en día, tienen que desplazarse hasta 48 kilómetros mar adentro para capturar estos populares alimentos. Aquí, un barco pesquero atraca en West End.
Amenaza inminente
Edmond Coverley tira de una balsa cargada con caracolas para venderlas en un mercado de pescado en West End, Isla Gran Bahama. Científicos, organizaciones internacionales y funcionarios gubernamentales advierten que la sobrepesca amenaza a la población de caracoles, un alimento central para la dieta y la identidad de los bahamenses, que podría dejar de ser comercialmente viable en solo seis años.
Más que un manjar
Los moluscos son un alimento básico en las Bahamas. Se ahúman, se fríen o se comen crudos. Para la nación isleña, son un símbolo y un pilar importante de la economía y la industria turística. De los aproximadamente 400.000 habitantes de las Bahamas, 9.000 viven de la pesca del mejillón, o sea, cerca del dos por ciento de la población.
Pequeña gran captura
El pescador Henry Carey sostiene caracoles que recogió durante una inmersión frente a la costa de McLean's Town. El caracol reina, o "gran caracol esgrimidor", es una importante fuente de alimento y un caracol marino que puede crecer hasta un metro de largo y vivir unos 30 años. Si se le deja crecer en paz.
Creatividad contra la sobrepesca
El artesano Leroy Glinton muestra algunas de las joyas que fabrica con conchas de caracol desechadas. Tiene un pequeño estudio y espera que su arte con conchas se promocione. Si se pudiera ganar más dinero con cada caracol, se reduciría la presión sobre la pesca y las poblaciones podrían recuperarse con el tiempo.
Cola para comer caracoles
En el puesto de mejillones y caracoles Shabo's, los clientes hacen cola para degustar la deliciosa y saciante comida de Sherica Smith. Mientras que los mejillones pueden ser muy caros en EE. UU. o Europa, en Bahamas se pueden encontrar en cualquier esquina. Se puede comer por menos de 10 dólares, menos de lo que cuestan muchas carnes en la isla.
Decoración, recuerdo y símbolo
Un turista curiosea en un mercadillo de la terminal de cruceros de Freeport. Los mercadillos ofrecen conchas como decoración, pero también joyas o cucharas hechas con ellas. El caracol también aparece en numerosas banderas, camisetas y gorras. Sería difícil imaginar las Bahamas sin conchas.