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Babcock: una quiebra más

8 de julio de 2002

La lista de quiebras de grandes empresas alemanas sigue creciendo. Pasa a engrosar sus filas una empresa con 111 años de tradición en la construcción de maquinaria: Babcock Borsig.

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Alto a Babcock Borsig.Imagen: AP

Las esperanzas de que en último minuto se lograra salvar al consorcio alemán Babcock Borsig, se desvanecen. Este consorcio fundado en 1891 y compuesto por un conglomerado de 300 empresas, se declaró en quiebra el fin de semana pasado, con la esperanza de que en último minuto los bancos acreedores acordaran un préstamo millonario. Esta empresa requiere de 700 millones de euros para implementar medidas de saneamiento. El gobierno regional está dispuesto a otorgar garantías por 430 millones de euros, con lo que reduce fuertemente el riesgo para los bancos.

Quiebra a pesar de pedidos millonarios

Babcock se especializa en la construcción de centrales de gas, centrales termoeléctricas e instalaciones de incineración de basura. Cuenta con pedidos por más de 5.000 millones de euros. Entre otras construye centrales termoeléctricas en la ciudad china de Dezhou, en Tarragona, España y en los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo se trata de contratos a largo plazo y no se esperan ingresos mayores para el año en curso.

A pesar de que los libros de encargos están llenos, tanto el Commerzbank, como el BHF Bank, dos de los principales bancos acreedores, no están dispuestos a inyectar capital fresco para apoyar el plan de saneamiento; ponen así fin a las esperanzas de más de 22.000 trabajadores, de los cuales 13.000 se encuentran en Alemania y el resto en China, Brasil, Francia, Gran Bretaña, India, Indonesia, Portugal, Rusia y Estados Unidos.

Falta la confianza

Los especialistas hacen hincapié en que la negativa de los bancos no se debe al consorcio, sino a la falta de confianza en las cúpulas de la empresa.

En 1997, Klaus Lederer asumió la presidencia de Babcock, pocos meses después de que el consorcio lograra evitar una primera quiebra, gracias a la inyección de 300 millones de euros en créditos bancarios. Lederer impuso medidas radicales y vendió distintas áreas del conglomerado. También despidió en masa a administradores de alto nivel. Aún así, cinco años después, el gigante de la cuenca del Ruhr se encuentra en el mismo estado. Su cotización en bolsa es pobre y sigue operando con cifras rojas.

Estocada final

En marzo pasado, consciente de haber fracasado en su intento de sanear el consorcio, Lederer vendió la perla de la empresa, el astillero HDW, fabricante de corbetas y submarinos, a la empresa estadounidense One Equity Partners, OEP.

Justificó la venta de HDW aduciendo que, con el capital resultante, se podría estabilizar el negocio central de la empresa centenaria, que son las termoeléctricas. Sin embargo omitió informar que, siendo jefe de Babcock, había utilizado capital de HDW para pagar cuentas pendientes. De ahí que Babckok, tenga deudas con su ex filial, HDW, y de los 350 millones de euros percibidos por la venta del astillero no quedará mucho para el saneamiento de la empresa. Por si esto no fuera suficiente, se calcula que las pérdidas de Babcock para este año fiscal ascenderán a aproximadamente 500 millones de euros.

De ahí que no sorprenda que los bancos no estén dispuestos a seguir corriendo el riesgo de financiar un consorcio en el que el presidente pueda llevar a la ruina a 22.000 empleados, sin que el consejo de la empresa se dé siquiera cuenta.