Aznar renueva su equipo

Ante el trasfondo de un progresivo aumento de la popularidad de la oposición socialista, José María Aznar resolvió realizar profundos ajustes en su equipo. La prensa española habla de una decisión dirigida a desembarazarse del lastre de algunos ministros desgastados y dar nuevos impulsos a la gestión gubernamental, con miras a los dos años que faltan para las próximas elecciones generales. El PSOE, por su parte, la interpreta como signo del debilitamiento del gobierno conservador.

Problemas en Madrid

La estrella de Aznar ya no brilla con la fuerza de antaño, cuando consiguió sin mayores dificultades la reelección para un segundo período. La huelga general del 20 de junio pasado, a las puertas de la cumbre de la Unión Europea de Sevilla, fue un golpe duro de digerir. Sobre todo porque sus dimensiones sobrepasaron ampliamente las previsiones gubernamentales y porque puso de manifiesto ante los huéspedes que en Madrid no todo anda a pedir de boca.

En este contexto no sorprende mayormente la salida del gabinete del ministro del Trabajo, Juan Carlos Aparicio, quien tuvo que afrontar el conflicto con los sindicatos y, a todas luces, ha pagado ahora los platos rotos.

Deslucida presidencia de la UE

Más llamó la atención, desde luego, el hecho de que Josep Piqué haya sido trasladado de la cartera de Relaciones Exteriores a la de Ciencia y Tecnología. Aunque se argumente que el objetivo era dejarle más margen para dedicarse a la política del Partido Popular en Cataluña, lo cierto es que este cambio no tiene precisamente el aspecto de un ascenso.

Así lo entiende también el diario El País, que interpreta la salida de Piqué como un posible "reconocimiento implícito de lo que no se ha querido admitir hasta ahora: que su gestión durante la presidencia española de la Unión Europea no ha sido lo brillante que su jefe esperaba, lo que ha redundado negativamente en la figura del propio Aznar".

El nuevo rosto de la diplomacia española

En la arena de la Europa comunitaria es justamente donde se ha forjado un nombre su sucesora, Ana de Palacio, la primera mujer en tomar las riendas de la cancillería española. Experta en legislación europea, la jurista ha adquirido prestigio en su labor como eurodiputada.

Más admiración aún le ha valido la forma en que hizo frente al cáncer que la aquejó; el hecho de que continuara su labor parlamentaria, sin utilizar siquiera un pañuelo o peluca para disimular las secuelas de su tratamiento, da indicios de su férrea personalidad. El valor demostrado le valió incluso ser distinguida por "The Wall Street" como una de las personalidades más influyentes del año 2001.