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Astrofísicos ofrecen solución al enigma de la señal "Wow!"

27 de agosto de 2024

La señal "Wow!", captada en 1977, podría no haber sido de origen extraterrestre después de todo, sino un raro fenómeno astrofísico.

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El astrónomo Jerry R. Ehman escribió "Wow!" al margen del registro de la señal captada en 1977, dando nombre al misterioso fenómeno que sigue desconcertando a la comunidad científica.
El astrónomo Jerry R. Ehman escribió "Wow!" al margen del registro de la señal captada en 1977, dando nombre al misterioso fenómeno que sigue desconcertando a la comunidad científica.Imagen: NAAPO

En 1977, un evento extraordinario capturó la atención de la comunidad científica: el radiotelescopio Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio, que estaba inmerso en el proyecto SETI para la búsqueda de inteligencia extraterrestre, registró una poderosa señal de radio de 72 segundos de duración desde la constelación de Sagitario. Este fenómeno, que se produjo cerca de la frecuencia de 1420 MHz —la misma que emite el hidrógeno neutro y que es considerada una frecuencia clave en la búsqueda de señales extraterrestres—, fue tan impactante que llevó al astrónomo Jerry R. Ehman a escribir "Wow!" al margen del registro impreso, dando nombre a la ahora famosa señal Wow!. Desde aquel momento, la señal ha sido objeto de fascinación y múltiples teorías, pero, a pesar del entusiasmo que generó, esta potente señal nunca se ha vuelto a detectar.

¿Podría tratarse de un mensaje de una civilización alienígena? Aunque algunos científicos inicialmente lo consideraron una posibilidad, la falta de repetición y la ausencia de modulación en la señal hicieron dudar a la comunidad científica.  Ahora, un nuevo estudio liderado por el astrobiólogo Abel Méndez, del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, ha presentado una explicación innovadora a un antiguo enigma. El estudio, que aún está siendo revisado por pares, ha sido publicado en el servidor de preimpresiones arXiv.

Científicos detectan señales similares

A través del análisis de datos archivados y nuevas observaciones realizadas con el ahora inactivo radiotelescopio de Arecibo recopilados entre 2017 y 2020, Méndez y su equipo han detectado señales similares, aunque menos intensas, cerca de la misma línea de hidrógeno. Estas observaciones sugieren que fenómenos astrofísicos naturales, como la emisión estimulada de nubes de hidrógeno impactadas por radiación de fuentes transitorias intensas —tales como magnetares o estrellas de neutrones—, podrían ser la causa.

"Nuestras últimas observaciones, realizadas entre febrero y mayo de 2020, han revelado señales de banda estrecha similares cerca de la línea de hidrógeno, aunque menos intensas que la señal original Wow! original", señala Méndez.

El equipo propone así que un evento de llamarada magnétar u otro fenómeno similar provocó una emisión intensificada que hizo que las nubes de hidrógeno 'brillaran' temporalmente en la radiofrecuencia observada, creando un fenómeno conocido como máser astronómico natural; un láser de microondas originado en el espacio. Este fenómeno, aunque extremadamente raro y dependiente de alineaciones precisas, explicaría la singularidad y la brevedad de la señal.

Alineación extremadamente rara

La hipótesis de Méndez explica no solo las características de la señal, sino también por qué no ha vuelto a detectarse un fenómeno similar. La alineación precisa de los objetos involucrados, necesaria para que una señal de este tipo sea observable, es extremadamente rara, lo que coincide con el hecho de que solo haya sido captada una vez.

"Nuestra hipótesis explica todas las características observadas de la señal Wow!, introduce otra fuente de falsos positivos en las búsquedas de tecnofirmas y sugiere que esta señal representó la primera llamarada de máser astronómico registrada en la línea de hidrógeno", escriben los investigadores en el borrador de su artículo.

Si bien esta explicación puede decepcionar a quienes esperaban un origen extraterrestre para la señal, abre nuevas oportunidades para estudiar fenómenos astrofísicos poco comunes y entender mejor cómo interactúan las nubes de hidrógeno con otras fuerzas en el universo. Además, proporciona a los astrónomos un nuevo enfoque para analizar futuras señales sospechosas en la búsqueda de vida más allá de la Tierra.

Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Universe Today y Science Alert.