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Alberto Fernández debe tomar las riendas del gobierno

9 de diciembre de 2019

En Argentina, Alberto Fernández debe demostrar que luchará contra la pobreza y garantizará la independencia del Poder Judicial, si no quiere defraudar la confianza de los argentinos, opina Cristina Papaleo.

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Alberto Fernández, el presidente electo de Argentina.
Alberto Fernández, el presidente electo de Argentina.Imagen: picture-alliance/AP Photo/S. Pani

La Argentina de hoy duele: se acerca la Navidad, y 6 de cada 10 niños viven en situación de pobreza. Una Navidad y un fin de año que 15,9 millones de personas, niños, adultos y ancianos, el 35,4 de la población del país, seguramente a duras penas podrán festejar porque no cuentan ni siquiera con lo necesario para sobrevivir el día a día.

Esa es la dura realidad de un país que produce alimentos para 400 millones de personas en el mundo. Una vez más, Argentina está en crisis, aunque esta vez la caída no se percibió tan estrepitosamente como en 2001. Mucho ha cambiado desde entonces, y no precisamente para bien. La economía de Argentina, al igual que la de otros países, se debate en el mismo círculo vicioso de pobreza, endeudamiento y más pobreza, mientras la brecha entre los que poseen demasiado y los que no tienen nada se ensancha. Las protestas son una clara muestra del hartazgo de la gente ante una clase política que hace oídos sordos ante sus demandas.

Grandes desafíos y expectativas

Cristina Papaleo, periodista de DW.
Cristina Papaleo, periodista de DW.Imagen: DW/P. Böll

Este es el escenario en el que el peronista Alberto Fernández, el presidente electo de Argentina, asume el poder este 10 de diciembre de 2019. De él se esperan urgentes reformas, sobre todo económicas, para frenar el avance del hambre y la indigencia. Una política paternalista, que solo genere más dependencia del Estado y no cree empleo y fomente inversiones, no será la solución. Se requieren nuevas recetas y medidas cuyo impacto distributivo sea positivo para la sociedad. Un gran desafío, sin duda, y una gran expectativa puesta en Alberto Fernández y su gabinete. La apuesta por recuperar y redoblar logros en la educación pública, en investigación y cultura también es alta. Argentina necesita más que nunca ideas políticas innovadoras, pragmatismo y logros concretos.

En ese marco, el nombramiento de Martín Guzmán como ministro de Economía indica que el nuevo gobierno intentará llegar a un acuerdo por la deuda rápidamente, pero postergando pagos. Esto, si se negocia inteligentemente podría ser una salida para Argentina del dilema macroeconómico. Si Fernández gobierna dando todo de sí, si puede desechar reformas cortoplacistas o demasiado rígidas, si logra consenso, podría hacer una muy buena presidencia que deje huella.

¿Podrá Fernández lidiar con Cristina Fernández de Kirchner?

Pero la realidad impone por ahora un optimismo moderado, ya que la economía del país está en recesión. Está claro que los problemas de Argentina son de larga data y no se resolverán ni en seis meses ni en un año. Pero el peronismo parece haber alimentado una vez más la ilusión de que este gobierno será por fin el que haga las cosas bien. La gente está más que impaciente y no le perdonará que la defraude. Alberto Fernández no tiene otra alternativa que esforzarse por hacer un buen gobierno.

Un gobierno en el que Cristina Fernández de Kirchner, la vicepresidenta electa, es quien lleva las riendas del entramado interno. Su intento de borrar de un plumazo los graves cargos que pesan en su contra es uno de los puntos ciegos respecto de los cuales Alberto Fernández deberá desplegar toda su habilidad y ser cauteloso, ya que pueden convertirse en un tiro en el pie para su desempeño y dar por tierra con todas sus buenas intenciones.

Si bien los juicios contra ella continúan, el panorama que plantea a futuro el reciente show bien estudiado de Cristina Fernández de Kirchner durante su defensa, en el que increpó y hasta desafió a los jueces, es sombrío. Así que Alberto Fernández, quien fue un severo crítico de la expresidenta, tendrá que lidiar también con eso. En esos casos y en otros, como, por ejemplo, el de la muerte del fiscal Nisman, y en lo que respecta al atentado contra la AMIA, los argentinos también siguen esperando que un Poder Judicial independiente luche contra la impunidad de las redes criminales y de corrupción. No debe haber impunidad para ningún miembro, ni de este ni de anteriores gobiernos, civiles y militares, que haya sido imputado por la Justicia. A eso se suma que el abogado Fernández tendrá gobernar en una coalición que abarca todas las corrientes, de derecha e izquierda, del peronismo, que tanto él como la vicepresidenta electa lograron unir.

Reducir la pobreza, garantizar Justicia

La lista de desafíos es larga. Y por eso -y más que nunca-, si este gobierno quiere, como proclama, trabajar para levantar al país, la búsqueda de soluciones que hagan revivir la economía, garanticen la paz y minimicen la grieta política y social, uniendo a los argentinos, debe ser una prioridad, paralelamente al buen funcionamiento de la Justicia.

La tarea es gigantesca. Los argentinos eligieron a Alberto Fernández para salir del pozo, para que gobierne para todos, y no solo para los que lo votaron.

El nuevo presidente de Argentina tiene cuatro años a partir de ahora para demostrar que puede lidiar con obstáculos y dificultades, para tomar con determinación las riendas de su proyecto de país y para sentar señales claras, con cada decisión política que tome, de que es merecedor de la confianza que depositó en él la mayoría de los argentinos.

(chp)

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