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Arde la Amazonía

Emilia Rojas28 de mayo de 2006

Greenpeace denuncia la quema de grandes superficies de la selva amazónica con el fin de ganar terreno para el cultivo de soja, que luego se usa en Europa mayormente como alimento para animales.

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En Fráncfort, el incendio es ficticio.Imagen: picture-alliance/dpa

En el centro de Fráncfort, el fuego parecía hacer presa de los árboles este domingo. Afiches con imágenes de llamas, adheridos a 2000 troncos, crearon la ilusión de un incendio que, por desgracia, es muy real en la Amazonía brasileña. Grandes superficies de selva tropical son quemadas allí año tras año, para hacer espacio a la agricultura.

"Incendio" internacional

El incendio ficticio de los árboles de Francfort forma parte de una protesta que Greenpeace llevó a cabo simultáneamente en 10 países. También en Madrid, La Haya, Budapest, Buenos Aires, Washington, Sidney, Sao Paulo y otras urbes se repitió la escena, para llamar la atención de la ciudadanía contra lo que la organización ecologista considera "un crimen" contra el medio ambiente.

Regenwald in Amazonas
Este fuego sí es real.Imagen: AP

Greenpeace centra su campaña en la protesta contra la quema de árboles dirigida a ganar terreno para el cultivo de soja en la Amazonía. La organización hace notar que el mayor bosque tropical de la tierra está siendo sacrificado para sembrar soja con la que en Europa se alimenta a los animales. Y denuncia las prácticas de las empresas estadounidenses Cargill, Bunge y Archer Daniels Midland, que fomentan la ampliación de los cultivos de soja en la región y controlan cerca del 60% de la producción en Brasil, al igual que dos tercios de su distribución en Europa.

Oposición activa

Brandrodung in Brasilien Urwald Ackerland
La devastación avanza en la Amazonía. (Imagen de 2004)Imagen: AP

Las denuncias de los ecologistas contra esta situación ya llevan su tiempo. Hace un mes, 70 activistas europeos llevaron a cabo una protesta en el puerto de Amsterdam, donde había anclado un carguero de Cargill con 53.000 toneladas de soja brasileña. "Cargill destruye la selva para que el kilo de carne en Europa sea lo más barato posible", señaló en esa oportunidad un experto forestal de Greenpeace, puntualizando: "para producir esta cantidad de soja se queman 19.000 hectáreas de selva, una superficie equivalente a 26 mil canchas de fútbol".

Alemania importa anualmente más de tres millones de toneladas de Brasil. La mayor parte llega al país vía Holanda y se destina al alimento para animales. Crear conciencia de lo que hay detrás es lo que pretende ahora Greenpeace con su acción. Y también inducir a la gente a oponerse activamente. En Francfort, por ejemplo se invitó a los transeúntes a ayudar a "apagar las llamas" de los árboles, enviando una tarjeta al presidente brasileño, Luis Ignacio "Lula da Silva", para pedirle que proteja la Amazonía.