¿Apoyar o participar? Esa es la pregunta
25 de noviembre de 2002
Durante su campaña electoral el canciller Gerhard Schröder, prometió que Alemania no participaría en una intervención militar en contra de Irak, aún cuando existiera una resolución de la ONU que respaldara esta intervención. Nadie sabe cuantos votos le valió esta promesa, pero fue reelegido. El costo, el enojo de su aliado estadounidense y un posible aislamiento político.
Después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobará la resolución sobre Irak y de que incluso países tan críticos como Francia y Rusia aceptaran lo pactado, Alemania se ve ahora en la necesidad de redefinir su postura política en cuanto al conflicto iraquí. De mantener su postura radical en contra de la guerra, podría aislarse no sólo dentro de la Unión Europea, sino también en la OTAN y en la ONU.
Obligaciones internacionales
El gobierno alemán ha repetido en los últimos días que cumplirá con sus obligaciones internacionales, con lo que se refiere a la protección de las instalaciones militares estadounidenses en suelo alemán, así como la garantía de los derechos de vuelo sobre espacio alemán para las fuerzas áreas estadounidenses, además de otros apoyos de tipo logístico que son difíciles de precisar, pero que podrían comprender desde ayuda médica hasta la ampliación del mandato de las tanques alemanes estacionados en Kuwait.
Todo esto podría calificarse de forma amplia como apoyo. Lo que se rechaza tajantemente es el envío de soldados alemanes a territorio iraquí, esto ya cae dentro de la definición 'participar'. Una discusión típicamente alemana, especialmente si se toma en cuenta que Washington en ningún momento ha pedido a Alemania su participación. Lo mismo que en la intervención armada contra Irak cuando invadió Kuwait a principios de los 90, no se espera la participación de los soldados alemanes en una posible intervención militar contra Irak, sino sólo apoyo logístico y material desde suelo alemán.
No hay lugar para pacifistas
El hecho de que este tipo de discusión decidiera las elecciones generales de septiembre pasado resulta lo mismo extraño que alentador, pues señala que la mayoría de la población alemana rechaza la guerra. Sin embargo esta postura pacifista podría representar también el aislamiento de Alemania en un mundo cada vez más interconectado.