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Antares, primer avión a pila de combustible, ¡sí vuela!

8 de julio de 2009

Exitoso fue el primer vuelo de Antares DLR-H2 propulsado por un motor a pila de combustible. El hidrógeno y el oxígeno que la nutren y sus emisiones de vapor de agua hacen de este experimento un vuelo hacia el futuro.

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Das Brennstoffzellenflugzeug "Antares DLR-H2" fliegt am Dienstag, 7. Juli 2009 in Hamburg das erste Mal. Die Antares soll das erste weltweit pilotengesteuerte, ausschliesslich mit Wasserstoff-Brennstoffzellen angetriebene Flugzeug sein. Die Antares fliegt voellig CO2-frei und ist sehr geraeuscharm. (AP Photo/Fabian Bimmer) The plane "Antares DLR-H2", powered by hydrogen, takes off during its first flight at the Hamburg airport "Fuhlsbuettel in Hamburg, northern Germany on Tuesday, July 7, 2009. The Antares should be the first manned aircraft powered by a fuel cell system. (AP Photo/Fabian Bimmer)
Antares DLR-H2Imagen: AP

El Antares DLR-H2, un planeador motorizado de 20 metros de envergadura, despegó -propulsado por una pila de hidrógeno y oxígeno- sin problemas del aeropuerto de Hamburgo. Así lo da a conocer el Centro Aeroespacial Alemán (DLF), . El avión voló unos diez minutos y aterrizó. "Hemos mejorado el rendimiento y la eficacia de las pilas de combustible, de manera que permitan hacer despegar un avión con un piloto a bordo", explicó Johann-Dietrich Wörner, presidente del DLR.

La pila de combustible

La pila de combustible es sinónimo, desde hace mucho tiempo, de un agregado benignno con el medio ambiente del futuro. De hidrógeno y oxígeno, esta pila produce electricidad, de manera eficiente, y emite sólo vapor de agua. Como una manera económica de calentar los sótanos se la veía; también como motor del auto del futuro. Pero el despegue del Antares ha demostrado que la aeronáutica también se interesa por ella.

Alas reforzadas

El blanco y elegante planeador llevaba, en su vuelo experimental, la pila de combustible bajo las alas, como si fuera una pequeña turbina. La electricidad generada nutre un motor que hace mover una hélice. El hidrógeno requerido proviene del contenedor. Pila y contenedor están ubicados bajo sendas alas del avión. Si bien las base de Antares es comercial, el equipo en torno a Andreas Friedrich del Centro Alemán Aeroespacial –un instituto estatal de investigación- lo modificó. “Tuvimos que reforzar las alas, pues llevan contenedores . El diseño fue reconcebido también, para que pudiese volar sin vibraciones”, dice Friedrich.

Das Brennstoffzellenflugzeug "Antares DLR-H2"
¿El avión del futuro?Imagen: AP

¿Funcionará?

Poco antes del despegue, a Hans Müller-Steinhagen, director de uno de los institutos del DLR , se le notaba el nerviosismo. “Tenemos vientos borrascosos que no le hacen el asunto fácil a un avión ligero como éste”.

Un año y medio les tomó a los científicos del DLR poner a punto el Antares. “Teníamos el avión listo, teníamos la pila instalada. Y al día siguiente no funcionó porque un abejorro había construido su nido en la pila. Se nos quemó una que otra pila, hubo fallas electrónicas. En realidad nosotros creíamos que íbamos a estar listos antes”, cuenta Müller-Steinhagen.

Antares en la pista. Avanza algunos cientos de metros y despega. Vibra, pero se eleva soberanamente por los aires. Se escuchan ruidos: es la hélice. Vuela una diez minutos y aterriza. Funciona.

Para pocos pasajeros y para ahorrar emisiones

En algunas semanas, Antares tiene que acometer su primer vuelo de varias horas, una distancia de 800 kilómetros, a unos 4.000 metros de altura. Y en los próximos años se trata de probar nuevos tipos de pilas de combustible. ¿Es éste el motor de los aviones del futuro? “Para aviones de hasta diez pasajeros es posible. Pero para aeronaves más grandes lo veo difícil, por el volumen del contenedor de hidrógeno”, explica Andreas Friedrich, investigador de DLR. Además la potencia de la pila no basta para mover un avión grande. Pero sí basta para reemplazar las turbinas -responsables del encendido y del suministro de energía en tierra- cuyas emisiones son muy altas.

Autor: Frank Grotelüschen
Editor: José Ospina-Valencia