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Anfitrión de la alegría ajena

30 de abril de 2010

Hamburgo albergará la final de la Liga de Europa el próximo 12 de mayo. En el puerto alemán, el evento causa poca alegría pues el club de la ciudad no participará de la fiesta tras perder 1-2 ante el Fulham inglés.

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Decepción en Fulham: al Hamburgo se le escapó la final, y la fiesta en estadio propio.Imagen: AP
Europaliga - Fulham gegen Hamburg
Mladen Petric celebra el gol que de nada serviría.Imagen: picture alliance / dpa

Durante gran parte del partido de vuelta de la semifinal de la Liga de Europa, jugado en Fulham, el club alemán se perfilaba como el ganador de la contienda. En el minuto 22, el delantero Mladen Petric anotó un formidable gol de tiro libre que puso a soñar a la afición del Hamburgo con una final en su propio estadio, que era la meta que se perseguía para hacer del 12 de mayo una gran fiesta local.

El club inglés, sin embargo, invirtió todo lo que tenía por frustrar la celebración de los alemanes. Desde el momento en el que encajó el tanto en contra, ejerció un dominio que le dejó pocas esperanzas al Hamburgo. El equipo resistió como pudo, pero sus fuerzas apenas alcanzaron hasta el minuto 69, cuando el Fulham consiguió el empate; en el minuto 74 el anfitrión anotó el 2-1 y aseguró su cupo en la final del torneo, en casa del rival de turno.

Albergar la alegría ajena

Ahora, los que se alegran son otros: el Fulham y el Atlético Madrid, finalistas de la Liga de Europa. Hamburgo organiza un evento de gran categoría –en el que pudo estar- para otros, y por las paradojas del fútbol, Alemania, que tuvo la oportunidad de tener seguro un equipo de la Bundesliga disputando la final de la competencia (Wolfsburgo y Hamburgo), debe contentarse con cumplir su papel de anfitrión como mero observador.

Europaliga - Fulham gegen Hamburg
El Hamburgo se resistió como pudo, pero no lo suficiente.Imagen: AP

“El sueño que teníamos desde hace dos años se diluyó. Es un trago amargo para nuestra afición”, contó el directivo del Hamburgo Bernd Hoffmann tras la derrota contra el Fulham. La ciudad portuaria alemana había sido designada como sede de la primera final de la Liga de Europa –antes Copa UEFA- en marzo del 2008, un reconocimiento del que nunca antes había tenido el honor de disfrutar, pese a que en Alemania se habían jugado ya 9 finales de torneos europeos.

Aún más tristeza le causa a los aficionados el tener constantemente a la vista el trofeo que ya no será para su equipo: el presidente de la UEFA, Michel Platini, le entregó la copa al alcalde de la ciudad, Ole von Beust, el pasado 13 de abril, y desde entonces y hasta el día del último partido de la Liga de Europa en la Arena HSH- con capacidad para 57.000 espectadores-, ésta es exhibida públicamente en Hamburgo.

Trabajo sin recompensa

El puerto alemán, que escogió a como eslogan “Hamburgo: una ciudad, una final, un objetivo”, del que la UEFA extrajo la versión “El reto final”, había definido el evento como “el clímax deportivo del 2010”, y por eso resulta comprensible el resumen que de lo sucedido presentó Petric, autor del gol del club alemán en Fulham: “no estar en la final es frustración pura”.

La derrota del Hamburgo en suelo inglés tuvo, además, otras consecuencias graves: el club se despidió prácticamente de todas sus posibilidades de participar en competencias internacionales en la próxima temporada, ya que en la Bundesliga ocupa la séptima posición de la clasificación y sólo un triunfo en la Liga de Europa le hubiera abierto la puerta a los grandes torneos continentales.

Autor: Daniel Martínez

Editora: Luna Bolívar Manaut