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América Latina necesita “otras vías” para presionar a Ortega

Camilo Toledo-Leyva
24 de agosto de 2022

Después de que la Policía de Nicaragua arrestara a religiosos críticos del Gobierno de Daniel Ortega, pocos países de la región se han pronunciado al respecto, como sí lo ha hecho el Consejo Episcopal Latinoamericano.

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El presidente de Nicaragua Daniel Ortega (izq.) y su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo.
El presidente de Nicaragua Daniel Ortega (izq.) y su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo.Imagen: Xin Yuewei/picture alliance

La persecución a la Iglesia católica en Nicaragua por parte del Gobierno de Daniel Ortega tuvo su punto más álgido el último viernes (19.08.2022), cuando el obispo Rolando Álvarez, cinco sacerdotes y tres laicos fueron arrestados en la diócesis de Matagalpa, en el norte del país. Pero ante este nuevo acto de represión, ¿cuál ha sido la postura de los gobiernos latinoamericanos?

Al respecto, cabe recordar que, una semana antes, los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocaron una reunión extraordinaria para abordar la crisis en ese país. En el encuentro, 27 países condenaron ya "el hostigamiento" a la Iglesia católica, la persecución de la prensa y las oenegés, y se exigió a Managua que libere a los presos políticos.

Ese pronunciamiento conjunto, según el analista político nicaragüense Enrique Sáenz, demuestra que si bien no ha habido un silencio de la mayoría de países de la región sobre la situación en Nicaragua, ciertamente, las condenas a nivel individual no han sido tan numerosas últimamente. "Es posible que sientan que la expresión colectiva en el marco de la OEA ya fue una reacción contundente, y que, en esos términos, es suficiente”, explica a DW.

El silencio de Colombia y la esperada postura de México

Sin embargo, el silencio que hasta ahora más le ha llamado la atención es el del flamante presidente colombiano, Gustavo Petro. Una reserva que no solo está generando críticas en Colombia, sino que también suscita suspicacias en el resto de la región. "La actitud de Colombia ya había sido notoria, en todo caso, en la reunión de la OEA, donde estuvo ausente”, recuerda Sáenz.

El caso de México, que elude un pronunciamiento firme sobre Nicaragua, no sorprende al analista, "porque el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador viene repitiendo en distintos espacios su complacencia con Ortega”. Por su parte, Maureen Meyer, vicepresidenta para Programas de la organización de derechos humanos WOLA, cree que México, al parecer, "prefiere expresar sus preocupaciones en diálogos privados y mantener abiertas las vías de comunicación entre ambos países”.

El obispo Rolando Álvarez.
El obispo Rolando Álvarez.Imagen: Moises Castillo/AP Photo/picture alliance

Precisamente México, junto a El Salvador, Honduras y Bolivia, se abstuvieron de votar a favor de la resolución de la OEA. Pero a pesar del rechazo mayoritario en esa oportunidad, admite Meyer, es evidente que hasta el momento la condena internacional ha tenido poco impacto. "Es importante seguir pronunciándose en contra del grave deterioro de los derechos humanos y de la democracia en el país. También se debe hacer uso de otras herramientas para ejercer presión. Estados Unidos, por ejemplo, está haciendo uso de otras vías de presión económica, como quitar a Nicaragua de la lista de países que pueden enviar azúcar a EE. UU. con aranceles bajos”, sostiene la experta en entrevista con DW. 

Para el politólogo Sáenz, Ortega se ha convertido en "un paria”, porque ha tomado la ruta, desde hace tiempo, de no respetar ninguna norma, convenio o compromiso internacional: "Simplemente le tienen sin cuidado las críticas”, asegura.

¿Reacción tardía del papa?

Uno de los pronunciamientos más esperados fue el del papa Francisco, quien recién el fin de semana pasado expresó su "preocupación” por la situación en Nicaragua, e instó al diálogo para encontrar "las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”, sin mencionar la reciente detención de los religiosos.

"Como reza un dicho: fue muy poquito y muy tarde. Porque hay casi 300 detenidos prisioneros y una serie de atropellos a la misma Iglesia católica. Habla de un diálogo con alguien que solo dialoga con las armas”, lamenta Sáenz. Y agrega: "Con ellos se deduce que el papa está mal informado de lo que pasa en Nicaragua, o que está bien informado, pero su visión sobre el país y sobre Ortega está distorsionada”.

(cp)