América Latina
11 de marzo de 2009El responsable de la División de Desarrollo Agrícola del Ministerio Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), Christoph Kohlmeyer, cree que los países latinoamericanos deberían concentrarse más en su propia producción de alimentos para garantizar la seguridad en este sector.
Según el experto, que también trata temas referidos a la seguridad alimentaria global en el BMZ, existe hoy una distorsión en el mercado. “Países cuya producción era antes autosuficiente han pasado a engrosar las redes de países importadores”. Kohlmeyer piensa que esos países cayeron en las “propuestas artificiales” de la era de apertura de los mercados.
De acuerdo con el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, publicado en febrero, América Latina y el Caribe continuarán sufriendo el alza de precios de los alimentos durante este año, lo que conllevará un fuerte impacto socio-económico para la región, en la que 62 millones de personas sufren hambre.
Hay comida, pero no dinero
Kohlmeyer recuerda que, aunque haya alimentos suficientes para los latinoamericanos, la desigualdad en la distribución de ingresos en los diversos países hace que los productos no siempre sean accesibles para los más pobres. “La gente no tiene dinero suficiente para comprar comida, a pesar de que los alimentos estén allí”, observa.
En países como Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Paraguay y Perú los gastos en alimentación de los sectores más pobres superan el 60%, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Muchos dependen de la importación para abastecer a su población.
El vicepresidente del Consejo de Agricultura Mundial (IAASTD), el suizo Hans Herren, cree que la soja también ha sido un factor importante de desestabilización en la producción alimentaria de América Latina. Para él, ya existen tecnologías sustentables para que la región continúe siendo una gran protagonista en la agricultura y otorgue prioridad la alimentación de sus habitantes.
Modelo preocupante
El experto de la IAASTD opina que “actualmente hay una tendencia preocupante en la región”. Los latinoamericanos estarían invirtiendo cada vez más en producciones a gran escala, lo que causaría “empobrecimiento del suelo, disminución de la cantidad de personas implicadas en el cultivo y grandes gastos de energía”, explica.
Para Herren, lo ideal sería que la agricultura a gran escala se volviese sustentable, con personas que desempeñasen funciones y cuidando, no sólo la producción, sino también las cuestiones ambientales, “porque la agricultura es parte del medioambiente”, sugiere.
El último reporte de la FAO sobre el tema propone incluso la creación de cooperativas de producción alimentaria, estableciendo un adecuado marco legal y estímulos fiscales. También recomienda “la realización de campañas de concientización de consumidores y el fomento del desarrollo de la agricultura familiar”.
Estrategia de seguridad
Herren destaca que una buena estrategia para la Seguridad Alimentaria de países pobres y emergentes sería diversificar la producción y agregar valor a los cultivos. En los cultivos de frutas, por ejemplo, es interesante no solamente la producción de jugos, sino también procesar la fruta creando otros bienes, con valor agregado. “Así se pueden exportar los productos finales”, sugiere el experto.
Conforme con María Teresa Salles Trevisan, investigadora de la Universidad Federal de Ceará, Brasil, seguridad alimentaria significa también contener y aprovechar los desperdicios, un problema que se repite en toda América Latina. “Se tiran toneladas de pulpa castaña de cayú a la basura porque al mercado externo casi no le interesan”, afirma Trevisan, que trabaja en el grupo de Biotransformaciones y Productos Naturales de Ceará.
En Brasil, según la FAO, el desperdicio de alimentos llega al 64% de la siembra. En México, según la Asociación de Bancos Alimentarios, se desperdician 23 mil toneladas de alimentos por año. Uno de los factores que más contribuye a que se produzca este fenómeno es la “infraestructura precaria de transporte y el almacenamiento de alimentos”, explica Trevisan.
Autor: Marcio Pessôa
Editor: Enrique López